sábado, 20 de septiembre de 2014

Mi Bella Dama [Capítulo 31]



Luciano suelta con delicadeza la canasta, dispuesto a quitarle el vestido a Isabela, pero ella se lo impide molesta.

Isabela: ¡Está bien! Iré a cambiarme yo misma, ¡suéltame, no te atrevas a tocarme!

Isabela sale de allí y Luciano ríe.

MINUTOS MÁS TARDE

Flor está en un parque, parada y esperando a Luciano, de repente éste llega detrás de ella vestido elegantemente.



Luciano: (sonriendo) ¡Flor!

Flor: (voltea a verlo y se sorprende) Oh Luciano, ¿por qué estás tan bien vestido?

Luciano: (no dejando de sonreír) Hoy pienso tener una cita contigo.

Flor (extrañada): ¿Una cita conmigo?

Luciano: ¡Hoy seré tu mayordomo por un día!

Flor: ¿Qué?, ¿mi mayordomo por un día?

Luciano: ¿No recuerdas cuando me dijiste que querías que yo fuera tu mayordomo por un día?

Flor: Ah… sí, pero no lo dije en ese sentido, además…

Luciano: ¡No perdamos más tiempo, vamos!

Luciano se coge de “gancho” con Flor y se van yendo a un centro comercial. Después de un momento, se enfocan a ambos allí. Flor busca ropa para comprar por petición de Luciano, a pesar de que no quiere.

Flor: No Luciano, ya te he dicho que no quiero más ropa, ¡tengo mucha! (Luciano va tomando algunos vestidos y los mete en una bolsa de regalo).

Luciano: Aprovecha que hace poco me pagaron mi salario (toma un vestido rosado).

Flor: Esa ropa de princesa no me queda bien.

Luciano: ¿Quién dice que no? (ve un vestido muy elegante que le llegaría hasta las rodillas a Flor). Mira, éste está perfecto. Estoy seguro que te quedaría mu bien.

Flor: ¿Tú crees?

Minutos después, se ve a Flor saliendo de un cobertizo sonriendo, se acerca a Luciano.

Flor: ya me cambié, ¿qué te parece?

Luciano (sorprendido): Te ves muy linda (le sonríe).

Minutos más tarde, Luciano y Flor después de haber comprado ropa en el centro comercial, salieron de allí y van caminando por las aceras de las carreteras que están cogestionadas. Ambos sonreían y miraban todo el lugar. Luego llegan, a un almacén en donde se venden sombreros, se los prueban divertidamente y se van entre risas. Después llegan a un puesto de ventas en donde venden pequeños postres de chocolate. Flor ve como los hace el vendedor y Luciano le compra uno. Más tarde, después de haber visitado algunos lugares de la ciudad, Luciano y Flor van caminando lentamente por el parque. Una joven pasa por allí con una bicicleta, Luciano la mira recordando a que Isabela debe estar montando bicicleta con Gonzalo.

Entretanto, efectivamente Isabela y Gonzalo están montando bicicleta en un parque rodeado de árboles mucho más lejano al que están Luciano y Flor. Ambos se sonreían mutuamente. Momentos más tarde, están sentados en una banca del parque, Isabela saca la bandeja de comida que estaba en la canasta y la pone en el espacio que sobre de la banca.



Isabela: Preparé esto yo misma.

Gonzalo: (sonriendo incrédulo) ¿En serio?

Isabela: ¡Claro que sí! Pruébalo, aunque no parezca muy bueno, está delicioso.

Gonzalo: (toma un poco de la bandeja, come y sonríe) Está delicioso, en verdad no puedo creer que hayas preparado esto sola.

Isabela: (sonriendo) El mayordomo Castaño me ayudó a prepararlo.

Gonzalo (serio): Por lo visto no te puedes separar de ese mayordomo ni por un segundo.

Isabela: ¿Qué tratas de decir?

Gonzalo: Estoy seguro que todo lo puedes hacer sin un mayordomo, ¿en verdad lo necesitas? La gente que no tiene mayordomos, viven bastante bien, ¿no?

Isabela: Pero, ¿no te parece bien el mayordomo Castaño o mi estilo de vida?

Gonzalo: Ambos.

Isabela: Entiendo lo que me quieres decir, sin embargo gracias a él he aprendido muchas cosas, como preparar esto, montar bicicleta… Además, gracias al mayordomo Castaño, nosotros dos podemos salir (Gonzalo la mira). Si no fuera por él, no podríamos tener citas. Por eso, cuando estamos juntos me siento muy agradecida con él. ¿Gonzalo, no puedes verlo de ese modo?

PARQUE

Flor y Luciano están también sentados en una banca, comiendo helado. Ambos sonreían.



Flor: ¿Tratas a Isabela San Miguel como me has tratado hoy a mí?

Luciano: Claro que no, todos los días nos gritamos y peleamos.

Flor (seria): ¿No estás cansado?

Luciano: Tal vez me sienta cansado, pero no puedo dejarla.

Flor (molesta): ¿En serio crees que ella va a valorar eso? Claro que no Luciano, no creas que esa mujer va a valorar lo que has hecho y harás por ella.

Luciano: No lo pienso así y mucho menos espero algo de ella.

Flor: Te daré un concejo como alguien que se preocupa por ti. Olvídala, debes olvidarla.

Flor se levanta de la banca y cuando se iba a ir, Luciano también se para y trata de detenerla, tomándola del brazo delicadamente.

Flor: ¡Suélteme!

Flor se suelta de Luciano y se va, dejando a Luciano algo triste por las palabras de quien considera como su hermana menor. Minutos después, Flor se encuentra en un taxi, muy pensativa y también llorando.

MANSIÓN SAN MIGUEL
ENTRADA

Isabela y Gonzalo acaban de llegar a la mansión San Miguel, ambos se despiden.



Isabela: (sonriendo) Me la pasé hoy muy bien.

Gonzalo: (también sonriendo) Igual yo, espero que sigas preparando más de esa deliciosa comida a la próxima salida que tengamos.

Isabela: Claro que sí, y trataré de hacerlo mejor.

Gonzalo: Por cierto, respecto a lo que te dije hoy sobre el mayordomo Castaño, lo retiro. Tú lograste adaptarte a mi estilo de vida, entonces yo también lo haré con el tuyo. Pero prométeme una cosa…

Isabela: ¿De qué se trata?

Gonzalo: En caso de que nos casemos, estás comprometida y no puedes llevarte a tus mayordomos.

Isabela: (sonríe forzadamente) Ah, sí… Ese tipo de cosas lo hablaremos más adelante.

Gonzalo: Está bien (la abraza y luego se separa de ella sonriendo). Me voy.

Gonzalo se sube en su auto que está allí y se va. Cuando Isabela iba a entrar a la mansión, ve a Luciano llegar lentamente. Luego, llega un taxi de donde se baja Flor y va corriendo a abrazar a Luciano. Isabela se extraña.



Flor: (llorando) Lo siento, lo siento mucho Luciano. No debí haberte hablado así.

Luciano: ¿Eh? ¿Solo viniste a decirme eso? ¡Cielos, qué tonta! No me tomé en serio nada de eso, no te preocupes (Flor acepta con la cabeza). No tienes nada más que decirme, ¿verdad? (Flor se queda callada). ¿Qué? ¿Tienes algo más que decirme?

Flor después de un breve momento, se acerca a Luciano y lo besa. Isabela ve el momento y se sorprende, trata de esquivar con la mirada la escena pero no deja de mirarlos con cierta incomodidad.

Luciano: Flor…

Flor: Me gustas mucho Luciano… Solo tú me has gustado todo este tiempo.

Flor se separa de Luciano y se va corriendo, regresando al taxi, que se va al instante de que ella se suba. Luciano se queda muy extrañado, y logra ver de lejos a Isabela, quien estaba mirando para otro lado, pero se sorprende al ver que Luciano la está viendo, sintiéndose avergonzada.

Isabela: Eh… ¡Yo no vi nada! No he visto nada de nada…

Entra a la mansión y después de llegar a una sala muy grande, se queda pensativa.

MÁS TARDE
CASA SMITH
CUARTO DE FLOR

Flor llega a su casa, entra a su habitación y se sienta en su cama. Pepita, su madre entra.



Pepita: Luciano te ha estado llamando desde hace rato para saber si llegaste bien (Flor está también pensativa). ¿Te pasa algo?

Flor: No, nada.

Pepita: Entonces no entiendo por qué tienes esa cara (ve las bolsas de compras y toma una, sacando un vestido) ¿De dónde sacaste esto? ¿Tenías dinero para comprarte todo esto?

Flor: ¡Mamá! ¿No puedes dejarme sola por un momento?

Pepita: No entiendo por qué siempre te enfadas cuando hablo de dinero, además, solo decía (se va extrañada por su hija).

Flor toma su celular y ve varios mensajes que Luciano le ha enviado. Se desespera.

Flor: ¿Ahora cómo voy a hacer para enfrentarme con Luciano por lo que le dije? ¡Ah! (se desespera preocupada).

NOCHE
MANSIÓN SAN MIGUEL
HABITACIÓN DE ISABELA

Isabela está sentada en su cama con una pijama de color rosa. La bella dama, está distraída y aún muy pensativa. Lupe se encuentra en su habitación ya que le estaba organizando la cama para que Isabela duerma.



Lupe: Ya señorita, he terminado de organizar su cama (Isabela no responde nada). ¿Señorita?

Isabela: ¡Ah, sí! Puedes retirarte…

Lupe se va de la habitación, Isabela se levanta de su cama dirigiéndose a la ventana. Alcanza a ver a Luciano en el jardín que está dando vueltas y vueltas con el teléfono en la mano.

AL DÍA SIGUIENTE
MANSIÓN SAN MIGUEL
CORREDOR



Isabela está caminando por el corredor, Luciano también pasa por allí. Ambos se cruzaron, mirándose fijamente y cuando Isabela iba a pasar, Luciano no la dejaba pasar, de repente llega un mayordomo corriendo emocionado.

Mayordomo: ¡Señorita! ¡El señor Humberto ha regresado!

Isabela (muy feliz): ¿¡En verdad!?

Isabela corre hasta llegar a la entrada de la mansión, viendo a todos los empleados reunidos junto con don Humberto, el director Alfonso y Lupe.



Isabela: (corriendo hacia su abuelo, lo abraza) ¡Abuelo! (deja de abrazarlo).

Don Humberto: (riendo) ¿Extrañaste a tu abuelo? (Isabela lo vuelve a abrazar).

Minutos después, Isabela y don Humberto entran a la sala de la mansión, se sientan en uno de los sofás. Detrás de ellos, van Luciano y el director Alfonso.

Isabela: Debiste haberme llamado para recogerte en el aeropuerto.

Don Humberto: (sonriendo) Siempre que vas por mí, hay un problema.

Isabela: Ya es diferente abuelo. ¿Y estás bien?

Don Humberto: (sin dejar de sonreír) Claro, ¿no puedes verlo? (ríe y mira a Luciano). ¿Y cómo se ha comportado la señorita? ¿Sigue trabajando en la compañía?

Luciano: Sí don Humberto, y trabaja en la compañía como todos los trabajadores.

Isabela: ¡No es cierto! (ríe). Todo es por la culpa de la infeliz de Adela.

Don Humberto: Debió haber sido muy duro para el mayordomo cuidar a Isabela.

Luciano: (Isabela lo mira de cierta manera queriéndole decir que no la haga quedar mal) No fue así, señor.

En ese momento, llegan Adela, su padre Carlos y Cecilia.



Cecilia: ¡Presidente, presidente!

Adela: ¡Tío!

Los tres se sientan en el mismo sofá, tratando de parecer muy emocionados y alegres por el regreso de don Humberto. Isabela lo nota y solo mira para otro lado, girando los ojos muy incómoda por la presencia de Adela y sus padres.

Carlos: ¿Se encuentra bien presidente?

Don Humberto: (no quita su gran sonrisa) Claro que sí.

Carlos: En el tiempo en el que usted no estuvo aquí, venía muy a menudo para ayudar.

Cecilia: ¡Regresó antes de lo que pensaba! Yo estaba muy preocupada por usted.

Carlos: Todos los empleados de la empresa San Miguel, estábamos rezando por usted.

Don Humberto: Oh, ¿de verdad? ¡Muchas gracias!

Carlos: ¿Entonces la cirugía salió bien?

Don Humberto: ¿Por qué? ¿No esperabas que saliera bien?

Carlos: ¡Claro que no presidente! ¿Cómo puede decir eso?

Adela: Bueno, lo importantes es que regresó sano y feliz.

Cecilia: Es cierto, creíamos que no iba a poder estar presente en el aniversario de éste fin de semana.

Don Humberto: Mmm, por eso regresé tan pronto. Tengo que estar presente el día en que anuncie que nuestra Isabela será la sucesora de la empresa.

Isabela se sorprende y la sonrisa cínica de Carlos, desaparece.

Carlos (muy serio): ¿Sucesora, Isabela?

Don Humberto: Claro que sí, ¿quién más podría ser mi sucesor sino es Isabela?

Carlos: (sonríe hipócritamente) ¡Ah, no, es cierto!

Minutos más tarde. Adela, Carlos y Cecilia están saliendo apresuradamente de la mansión, dirigiéndose al auto.

Adela: Papá, ¿crees que Isabela si tiene la capacidad suficiente para ser la sucesora de la empresa?

Cecilia: Eso es lo que digo yo, ¿¡por qué no dijiste nada y te quedaste ahí sentado como aturdido!?

Carlos: (antes de subir al auto, las mira) No se preocupen… (Dice entre dientes con mucha rabia) Tengo un plan.

Los tres se suben al auto y luego éste se va. De la mansión, salen el director Alfonso y Lupe.



Director Alfonso: Al final el presidente San Miguel actuó.

Lupe: Ahora lo importante es que la cirugía del señor Humberto haya salido bien y ahora, esté de regreso a casa. ¿No es verdad?

Lupe mira fijamente al director Alfonso, quien no responde ante la pregunta.

Lupe: ¿Director, qué pasa?

Director Alfonso: Para ser sincero… No se realizó la cirugía.

Lupe (sorprendida): ¿Qué? ¿Qué dijiste?

Director Alfonso: La obstrucción en los vasos sanguíneos era tan seria que no pudieron operarlo.

Lupe (preocupada): ¿Cómo es posible?

Director Alfonso: No solo la gente, ni si quiera la señorita Isabela pueden saber la verdad. ¿Entendido?

Lupe: Por supuesto. Entonces, ¿cuánto tiempo de vida le queda al presidente?

Director Alfonso: No saben si podrá llegar al invierno, este año, parece que el otoño será muy corto.

NOCHE
MANSIÓN SAN MIGUEL
CORREDOR PRINCIPAL

Isabela, Luciano y don Humberto se encuentran en el corredor principal de la mansión, cerca de la habitación de éste último.



Luciano: (despidiéndose) Buenas noches Presidente.

Don Humberto: Sí (a Isabela). Duerme bien Isabela.

Don Humberto se retira del corredor dejando solos a Isabela y Luciano.

Luciano: (creyendo que don Humberto está bien) Debe estar usted feliz por la salud del presidente.

Isabela: (sonriendo) Así es, pero también algo nerviosa.

Luciano: Seguro es porque va a ser la sucesora del grupo San Miguel.

Isabela: ¿Crees que si pueda hacer eso?

Luciano: Claro que sí señorita, no importa cuánto se esfuerce, estoy seguro que aprenderá algo (se luce sonriendo). ¿Lo ve? Soy bastante buen mayordomo.

Isabela: (riendo) ¿Quién dijo que eres buen mayordomo? (ambos empiezan a caminar).

Luciano: Señorita, sé que lo hará bien. Aunque sea por su abuelo.

Isabela: Espero que sí, aunque indudablemente, será algo difícil.

Luciano: Por supuesto, será realmente difícil para usted ser una digna sucesora. Primero, es brusca con la gente, no escucha los concejos que le dan… (Isabela se sorprende) No tiene en cuenta a la gente y la maltrata. Tiene que librarse de todo eso (la señala con el dedo charlando).

Isabela: (intenta golpearlo pero Luciano la detiene tomándola del brazo) ¿¡Qué dices!?

Luciano: Golpear impulsivamente a la gente, también tiene que librarse de ese mal hábito.

Isabela: ¿Por qué estás tan gruñón hoy?

Luciano: ¿Por qué más puede ser? Porque soy su mayordomo señorita… Hasta este fin de semana (Isabela se pone triste aunque trata de disimularlo). Descanse señorita, seguro este fin se semana va a estar muy ocupada (se va).

Isabela: Fin de semana…

Un breve momento después, Luciano está en el jardín de la mansión. Isabela llega allí, tratando de no ser vista, ve a Luciano muy pensativo e impaciente. Se queda mirándolo por un buen rato.

DOS DÍAS DESPUÉS
ALMACÉN

Gonzalo está en un lujoso almacén, frente a una vitrina en donde están exhibidos algunos anillos de boda. La vendedora, le entrega uno de los más lujosos.



Señorita: ¿Le gusta?

Gonzalo: (mirando el anillo) Sí, pero no sé si le gustará a mi novia. Estoy algo preocupado.

Señorita: Seguro le gustará (Gonzalo sonríe).

MANSIÓN SAN MIGUEL
CERCA DEL JARDÍN

Luciano, el director Alfonso y todos los mayordomos y empleadas de la mansión San Miguel, están reunidos cerca del gran jardín. Por allí hay una salida trasera de la mansión con escalera.



Director Alfonso: La fiesta del aniversario de la compañía, es un evento anual muy importante. Todos ustedes tienen que esforzarse para que los invitados estén satisfechos. Entonces, comencemos.

JARDÍN DE CEREMONIA
ENTRADA





Muchos invitados, entre ellos Adela, Carlos, Cecilia y Felipe están entrando al jardín de ceremonia. Todos los empleados de la mansión San Miguel, los recibe muy cordialmente. A Carlos se le ve en su rostro malicia, mientras que a su hija y su esposa, hipocresía. Cerca del jardín, Luciano llega corriendo y se acerca a la salida trasera de la mansión donde hay una escalera. El director Alfonso le había indicado que recogiera a Isabela que va a pasar por allí; es así como Isabela llega bajando la escalera, muy sonriente con un vestido completamente blanco, muy elegante y que de largura, le llega a los pies. Luciano al verla, se sorprende y queda deslumbrado ante la belleza de su dama. De repente, mientras la señorita baja las escaleras, se tropieza y cuando iba a caer, termina cayéndose sobre Luciano, formándose entre ambos un abrazo. Después de un breve momento, Isabela se separa de Luciano.



Luciano: Tenga más cuidado señorita. Y por favor, sujétese de mí.



Isabela junta su mano con la de Luciano y se van. Minutos después, en el jardín de ceremonia, Flor acaba de llegar. Uno de los mayordomos pasa por allí con una bandeja con varias copas de vino. Flor lo detiene y coge una de ellas. El mayordomo se va y ella se toma un sorbo de la copa de vino.



Flor (desesperada): ¿Qué hago? ¿Cómo enfrentaré a Luciano? ¿Será que le digo que salga conmigo? ¡Ay, Dios!

Flor ve de lejos a Luciano corriendo y dirigiéndose a la sala de la ceremonia. Ella se extraña.

SALA DE CEREMONIA

Isabela está frente a un espejo con varios documentos, repasando lo que tendrá que decir frente a todos los invitados.



Isabela: (leyendo muy nerviosa) El grupo San Miguel, es suficientemente competitivo y desarrolla diferentes proyectos originales. En nuestras ventas… Expandir nuestras ventas (se equivoca) ¡Ah, cielos! No estoy muy bien preparada (llega Luciano con un vaso de agua).



Luciano: Señorita (le entrega el vaso de agua).

Isabela: (después de beber un poco) No podré salir ahí, frente a todos. No logro aprenderme esto muy bien (bebe seguidamente hasta terminar el vaso).

Luciano: ¿Está nerviosa?

Isabela: (miente) Claro que no (sigue leyendo). El grupo San Miguel favorece…

Luciano: ¿Si está nerviosa señorita?

Isabela: ¡Te dije que no! (mira los documentos molesta) Con tus interrupciones estás haciendo que olvide todo (deja caer el vaso y se rompe). ¿Ves?

Isabela se agacha para recoger los vidrios, y sin medir las consecuencias, se corta. Luciano rápidamente también se agacha y saca del bolsillo de su camiseta, un pañuelo blanco. Empieza a envolverlo en uno de los dedos de Isabela.

Luciano: ¿Está bien?

Isabela: No puedo hacerlo, creo que se me ha olvidado todo.

Luciano: ¿Y qué si se le ha olvidado todo? Puede continuar y seguir leyendo.

Isabela: ¡Qué vergüenza!

Luciano: (ríe) No se preocupe, seguro que lo hará bien. Señorita, no olvide que usted es Isabela San Miguel.



Isabela sonríe y Luciano le sigue presionando el pañuelo en su dedo. Lo que no se esperaban, es que Flor está detrás de ellos muy triste, viéndolos aún agachados sonriendo.

Luciano: (a Isabela sin ver a Flor) ¿Está bien ahora? Tiene que seguir haciendo esto, presionar fuerte. Así no volverá a sangrar.

Flor sale de allí, caminando apresuradamente por el corredor. De repente Gonzalo pasa por allí, se encuentra detrás de ella, pues venía del otro lado.



Gonzalo: ¿Flor, no has visto a Isabela?

Flor se detiene al escucharlo y voltea a verlo. Gonzalo al verla tan triste, se acerca a ella.

Gonzalo: ¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo?

Flor lo ignora y se sigue yendo, pero de un momento a otro, se detiene nuevamente y va hacia Gonzalo.

Flor (con los ojos húmedos): Abogado, ¿qué sabe de Luciano?

Gonzalo (extrañado): ¿Eh?

Flor: La otra vez, usted me preguntó sobre qué relación había entre la señorita Isabela y Luciano. Esa respuesta, ¿puedo dártela ahora? (Gonzalo la mira fijamente muy interesado).

SALA DE CEREMONIA

Isabela aún está frente al espejo, tocándose su cara, asegurándose de tener su rostro muy bien mientras esté dando el discurso. Luciano está detrás de ella.



Luciano: Después de que el presidente dé su discurso, seguirá usted con el suyo. Vamos, respire profundo (con sus brazos inhala y exhala, Isabela hace lo mismo). No esté nerviosa, hable despacio.

Isabela: (desviándose del tema) ¿Recuerdas que tienes que cumplirme un deseo?

Luciano (extrañado): ¿Un deseo?

Isabela: Sí, ¿lo olvidaste? ¿No dijiste la otra vez que cumplirías uno de mis deseos?

Luciano: Por lo visto usted se acuerda muy bien de esa clase de cosas. Y… ¿Qué deseo?

Isabela: Cuando se termine la ceremonia, te lo diré.

Luciano: ¿Por qué? Quiero saberlo ahora mismo.

Isabela: Es algo de lo que estoy completamente segura que podrás cumplir.

Luciano: Cielos, tengo mucha curiosidad. ¿Qué puede ser?

Isabela: Mi deseo es… Que… (Luciano se impacienta) Que… No te vayas (Luciano se sorprende). Dijiste que te ibas a ir después de que el abuelo regresara. Pero por favor, no te vayas, quédate a mi lado.

CONTINUARÁ…

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