viernes, 17 de octubre de 2014

Mi Bella Dama [Capítulo 38] GRAN FINAL

Isabela tiene los ojos humedecidos por completo. Se arrodilla al piso, sin dejar de llorar. Luciano desde atrás la mira con mucha lástima.

UNOS DÍAS DESPUÉS
MANSIÓN SAN MIGUEL, DÍA

Todos los empleados de la mansión, están reunidos en la sala principal de la mansión, esperando la llegada de don Humberto. Un mayordomo que está en la entrada, logra verlo llegar. Se va corriendo rápidamente y les avisa a los demás empleados. La cámara enfoca como Isabela lleva a don Humberto en la silla de ruedas. El director Alfonso y Lupe los acompañan. Justo cuando los cuatro entran, todos empiezan a cantar una canción de bienvenida.

Los empleadas: (al unísono) ¡Feliz regreso a casa! ¡Feliz regreso a casa! Oh querido Presidente… Feliz regreso a casa (dejan de cantar y aplauden).



Don Humberto: (riendo) ¿Eso es una canción? (Todos ríen)

Isabela: Quizás debieron practicar más tiempo (ríe en modo de broma).

Don Humberto: Muchas gracias a todos de todas maneras, gracias (sonríe).

MÁS TARDE
MANSIÓN SAN MIGUEL
JARDÍN

Isabela recibe el aire fresco del inmenso jardín de la mansión. Está sentada en una silla de color negro, escribiendo una carta, apoyándose sobre la mesa que hay allí. La muchacha usa un hermoso vestido de color rosa juvenil y sonríe mientras escribe con un fino lapicero.



Isabela: Te extraño tanto Luciano. Aunque evito hacerlo, no logro hacerlo. El dolor de no tenerte a mi lado, se cura cuando pienso en ti y en nuestros momentos juntos (suspira mientras sigue escribiendo la carta). Todo es lo mismo… Mi abuelo está en la silla de ruedas puesto que se le dificulta caminar. EL director Alfonso regañando a los empleados (ríe). La señora Lupe, siempre tan preocupada por todo… En fin Luciano, solo te extraño… Espero algún día volverte a ver (sonríe y deja de escribir).

FLORERÍA DE PEPITA

Luciano también está pensando en Isabela mientras riega las flores del lugar. Flor viene en ese momento hacia él, quien deja a un lado la regadera para escucharla.



Flor: ¡Luciano! Bueno, te tengo algunas noticias. Supongo que tienes curiosidad (él se extraña). Bueno, me enteré por mi jefa Adela, que el abuelo de Isabela San Miguel se ha ido recuperando muy bien. Ella tal parece que también está bien.

Luciano: (sonríe forzado) Me alegra mucho Flor, gracias por enterarme. Nos vemos luego (sonríe y se va).

Flor: (suspirando) Me da lástima de él… Estoy segura que trata de aparentar.

No muy lejos, Luciano se detiene de caminar, mirando pensativo.

MANSIÓN SAN MIGUEL
CUARTO DE ISABELA

Lupe entra a la gran habitación de Isabela, pensando que la tiene desordenada, pero se sorprende al ver que está completamente limpia. Cuando va a salir, ve encima de la cama unas hojas de papel.



Lupe: (tomando las hojas) ¿Qué es esto? (Empieza a leer) Te extraño tanto Luciano. Aunque evito… (Deja de leer y suspira). La señorita necesita a su lado al mayordomo Castaño.

MANSIÓN SAN MIGUEL
SEGUNDA SALA

En la segunda sala de la mansión, que es más pequeña y tiene varios sofás y una mesa en el medio, se encuentra don Humberto. Isabela llega hacia él.



Don Humberto: (sonriendo) Que bueno verte Isabela. Quiero proponerte algo.

Isabela: Por supuesto que sí abuelo (sonríe).

Don Humberto: Me gustaría ir contigo mañana al parque forestal, al que fuimos hace varios días. La vez pasada todo salió mal.

Isabela: Está bien abuelo. Además así vas a recibir aire fresco. Es bueno para tu salud.

Don Humberto: Tienes razón, nieta (le sonríe).

AL DÍA SIGUIENTE
CASA SMITH
CUARTO DE LUCIANO

Luciano se encuentra sentado en su cama. Toma el celular que estaba puesto en una mesita de noche. Se dirige en él al calendario, y luego suspira.



Luciano: Mañana es el cumpleaños de Isabela…

Cuando Luciano va a dejar a su lado el celular, éste le empieza a timbrar. Él contesta.

Luciano: (contestando) ¿Hola? (Pausa) Sí, soy yo señora Lupe… (Pausa) Está bien, iré para allá (cuelga). ¿Para qué ella necesitará que vaya al parque forestal que me indicó? (Extrañado)

HORAS MÁS TARDE
PARQUE FORESTAL

Don Humberto está en su silla de ruedas. Isabela lo acompaña mientras con lentitud, lo va llevando.



Don Humberto: Lupe me comentó sobre que has estado muy organizada, Isabela. Me alegra por ti.

Isabela: (sonriendo) Creo que es lo mejor para mí, ¿verdad?

Don Humberto: Así es… También el director Alfonso me habló sobre tu responsabilidad en la empresa San Miguel. Felicitaciones Isabela, has estado cambiado para bien (le sonríe).

Isabela: Gracias abuelo. Iré a comprar unos refrescos. Regreso en unos momentos (sonríe y se empieza a ir).

En otro lado del parque tipo bosque, está Luciano, mirando a sus alrededores bastante extrañado.



Luciano: ¿Si es por aquí? La señora Lupe me indicó que viniera a este lugar. Me pregunto por qué razón.

Luciano continúa caminando, hasta acercarse a la parte donde está don Humberto en su silla de ruedas. Desde lejos, ve como a él se le cae al césped el sombrero elegante que estaba usando. Don Humberto se agacha un poco tratando de recogerlo, pero le es imposible. Luciano va hacia él y le ayuda, entregándoselo en la mano.

Don Humberto (serio): ¿Qué estás haciendo aquí?

Luciano: Tal vez fuera casualidad… Pero estoy feliz de verlo a usted. Aprovechando la ocasión, le quiero pedir algo… (Él está dispuesto a oírlo) Por el bien de la señorita, por favor viva por mucho tiempo.

Luciano se voltea y empieza a ir, cruzándose con Isabela quien viene con un par de refrescos. Los dos se miran fijamente, sin embargo después de varios segundos, Luciano continúa yéndose. Isabela mira hacia atrás, un tanto triste.

Don Humberto: ¡Isabela!

Isabela: ¡Ya voy abuelo! (Llega hasta donde él). ¿Qué estaba haciendo aquí el mayordomo Castaño?

Don Humberto: No lo sé, quizás fue algo casual.

Fuera del bosque, Luciano deja de caminar, muy pensativo. Saca su celular una vez más y ve la foto que le tomó a Isabela hace un tiempo, cuando estaban en un almacén donde se vendían vestidos de novia. Él le sonríe a la foto, contemplándola con mucho cariño y nostalgia.

AL DÍA SIGUIENTE
MANSIÓN SAN MIGUEL

Es muy temprano en la ciudad de Miami. Isabela sale del cuarto de don Humberto, encontrándose fuera de éste a Lupe.



Lupe: ¿Señorita, tuvo que cuidar al señor Humberto toda la noche?

Isabela: Así es, pero al final logró dormirse. Por favor no lo despierten para darle de comer

Lupe: Está bien. Pero usted señorita, debe de comer algo.

Isabela: No, así estoy bien (sonríe forzada). No tengo hambre.

Lupe toma con delicadeza de la mano a Isabela y la lleva corriendo hacia la sala de la mansión. Allí la muchacha se sorprende al ver a todo el personal reunido. Empiezan a cantarle a Isabela la canción de cumpleaños. A la muchacha se le ponen los ojos vidriosos. Luego todos aplauden.

Lupe: ¡Apague las velas, señorita!

Isabela se acerca a la mesa que hay allí y apaga las velas de la torta, no sin antes cerrar los ojos y pedir un deseo: Tener a Luciano y a su abuelo por siempre.

CAFETERIA DE LA CIUDAD

Gonzalo y Flor están reunidos en una cafetería. Los dos toman café.



Gonzalo: Oye, me reuniste aquí porque debías decirme algo. ¿Qué es? Pierdo tiempo en mi trabajo.

Flor: ¡Qué amargado eres! Bueno, ¿sabías que hoy es el cumpleaños de Isabela? (Él frunce el ceño extrañado) ¿No lo sabías? ¿¡Pero qué clase de ex novio eres!?

Gonzalo (ríe): Quizás lo sabía pero lo había olvidado.

Flor: Deberíamos de alguna manera juntarlos. ¿No crees? Es el cumpleaños de la señorita. Seguro ella estaría feliz de ver a Luciano. Siento pena por los dos.

Gonzalo: Tienes razón, pero ¿de qué manera los reunimos?

MINUTOS MÁS TARDE
PUERTO DE MIAMI

Flor y Gonzalo se encuentran reunidos en un puerto de Miami.

Gonzalo: (aparentando estar decepcionado) ¿En serio Flor? ¿Cómo se te ocurre reunirlos aquí?

Flor: ¡Es buena idea! Pueden irse de viaje en un barco. Qué romántico.

Gonzalo: (ríe) ¿Romántico? ¿No quieres decir cursi?

Flor: ¡Sí, está bien! Tal vez será cursi pero es un bonito detalle.

MANSIÓN SAN MIGUEL
JARDÍN

Don Humberto estando sentado en su silla de ruedas, respira al aire fresco del inmenso jardín. A su lado se encuentran Alfonso y Lupe.



Don Humberto: Estoy tan agradecido con ustedes. Los dos cuidaron a Isabela desde niña. Por eso me culpo cuando veo que no les queda mucho tiempo para su familia.

Lupe: No se preocupe don Humberto. Estamos bien así, felices de serviles a usted y a la señorita.

Alfonso: Exactamente señor. No tiene que preocuparse por ello. Ahora solo hay que pensar en el futuro de Isabela.

Don Humberto: Por eso les pido que no se separen de ella, quien los va a necesitar.

Lupe: Lo siento señor, pero creo que esta vez se equivoca. La señorita Isabela no nos necesita a nosotros.

Don Humberto: ¿De qué están hablando?

Lupe: Mire esto (le entrega la carta que encontró de Isabela). Es el mayordomo Castaño.

PARQUE

Luciano está sentado en una banca de un parque. Es el mismo lugar al que él enseñó a Isabela a montar bicicleta, por eso se le vienen algunos recuerdos a la mente. Al dejar de recordar, mira hacia otro lado, viendo como Isabela se va acercando a él. Los dos se sorprenden.



Isabela: (pensando) Qué casual. Solo vine a recordar algunos momentos en mi cumpleaños.

Luciano: (pensando) Qué gran sorpresa que ella también esté aquí, así de casual.

Isabela pretende irse avergonzada al volverse a ver con él pero Luciano se levanta de la banca y va hacia ella y la toma de la mano. Ella le sonríe mirándolo con gran ternura.

PUERTO DE MIAMI

Gonzalo y Flor están dentro de un barco del puerto, que está apunto de partir sin ellos darse cuenta.



Flor: ¡Nada que llegan!

Gonzalo: ¿Será que les pasó algo? Pero no creo. Además… (Le suena el tono de mensaje en su celular)

Flor: Creo que tienes un mensaje (también le suena el tono de mensaje en su celular).

Ambos sacan sus dos celulares y se dan cuenta que tanto Isabela como Luciano, les enviaron mensajes.

Flor: Luciano dice que no puede venir…

Gonzalo: Isabela dice lo mismo. Quizás… (Sonríe) Tal vez los dos se encontraron y por ello no pueden venir.

Flor: (triste) Yo quería que pisaran este barco. Ese era mi plan.

En ese momento el barco empieza a partir. Gonzalo y Flor se sorprenden.

PARQUE

Isabela y Luciano caminan con lentitud por al parque. Ambos están platicando.



Luciano: Me alegra mucho Isabela que hayas estado bien (sonríe).

Isabela: ¿Y tú, cómo has estado?

Luciano: También bien. Trabajando en la florería de la madre de Flor.

Isabela: Que bueno por ti. Bueno, creo que debo irme ya, antes de que se haga tarde (sonríe).

Luciano: ¡Espera, por favor! Solo por hoy… Estemos juntos, en su cumpleaños (saca una tarjeta de cumpleaños). La hice yo (se la entrega). Está un poco sencilla, peor la hice con mucho cariño (los dos sonríen).

Minutos más tarde, se empiezan a intercalar varias escenas: Isabela y Luciano caminan por varios lugares de la ciudad, tomados de la mano. Llegan hasta un salón de diversión, en donde juegan divertidamente en la sección de videojuegos y luego en la sección de karaoke. Los dos ríen sin parar, mientras siguen la pista de la electrónica canción. También llegan hasta un elegante restaurante, donde almuerzan. Finalmente, ambos están sentados en una banca de madera del parque central.

Isabela: No te he contado que te escribí una carta…

Luciano (se sorprende): ¿Si? Qué extraño. No me ha llegado.

Isabela: Nunca la mandé, por miedo a que te sintieras mal. Pero olvidémoslo (se recuesta sobre su hombro). Solo por un momento, estemos así…

CERCA DEL PUERTO DE MIAMI

Gonzalo se está sintiendo mal en el barco, se toca el estómago adolorido. Flor va hacia él preocupada.



Flor: ¿Te sientes bien?

Gonzalo: Tengo mareo. Creo que estar aquí me hizo muy mal… Es la primera vez que me subo a un barco.

Flor (sorprendida): ¿Hablas en serio? (Él asiente con la cabeza y se va corriendo al baño del barco).

Minutos después, se ve como Gonzalo sale del baño. Flor lo espera afuera y al verlo salir, se dirige a él.

Flor: ¿Ya te sientes mucho mejor?

Gonzalo: Sí, no te preocupes. Es vergonzoso para mí. Siempre que nos mantenemos juntos por cierto tiempo, tienes que verme en situaciones embarazosas. Así fue una vez cuando me embriagué hasta no parar.

Flor: (ríe) No te preocupes por eso. Lo que me pregunto es… ¿Qué hacemos aquí, juntos? El viaje parece que fuera para nosotros, y no para Isabela y Luciano como lo planeamos.

Gonzalo: Sí, estás en lo cierto (los dos ríen).

PARQUE CENTRAL

Isabela piensa irse ya, sin embargo decide despedirse primero de Luciano.



Isabela: Me alegra mucho haberte podido ver hoy, pero debo irme ya.

Luciano: Sí, lo mismo digo yo. Pero antes… ¿Puedo abrazarte? (Ella le sonríe y asiente con la cabeza)

Isabela y Luciano se abrazan tiernamente. Los dos expresan en su rostro gran nostalgia.

MANSIÓN SAN MIGUEL
HABITACIÓN DE DON HUMBERTO

Don Humberto se encuentra leyendo muy pensativo la carta de Isabela. La lee varias veces mientras que piensa. Se levanta y camina para varias partes, ansioso, mientras que recuerda lo escrito de la carta.

AL DÍA SIGUIENTE
MANSIÓN SAN MIGUEL
CORREDORES

Isabela sale del cuarto de don Humberto y se dirige corriendo hacia Lupe cuando la ve cerca.



Isabela: ¡Lupe! ¿Dónde está el abuelo? Lo he estado buscando por todas partes y no está.

Lupe: (le sonríe) Él está en el jardín señorita.

Isabela (aliviada): Ah… Pensé que de nuevo le había sucedido algo. Bueno, entonces lo iré a ver.

En un momento después, Isabela llega hasta el jardín de la mansión, donde ve a don Humberto tomando aire sentado en su silla de ruedas. A su lado hay otra silla.

Isabela: ¡Abuelo! (Termina de llegar donde él). ¿Pero por qué te pierdes de ese modo? Estaba preocupada (se sienta)



Don Humberto: Está bien, pero no regañes a tu abuelo (los dos ríen). Isabela, a veces siento que no estás completamente feliz.

Isabela: (sonríe) Siempre y cuando estés conmigo, voy a estar feliz. Quiero que vivas por largo tiempo y me veas casada y con muchos hijos (ríe).

Don Humberto: Está bien Isabela. Pero… ¿Será posible que tu abuelo te de un regalo de cumpleaños, así sea tarde? (Ella sienta con la cabeza). Vive como lo desees. Si tu felicidad es tener al lado al mayordomo Castaño, por favor no lo olvides y corre a él. Sean felices por siempre, pero toma también la empresa. ¿Entiendes lo que estoy diciendo?

Isabela: Sí abuelo, gracias por lo que me dices pero quizás ya no debamos pensar en ello. Mi decisión fue elegir la empresa, por su bienestar y e tuyo. El amor puede esperar.

Don Humberto: El amor no es duradero Isabela. Mejor escucha mis consejos.

Don Humberto suspira, sintiéndose mal de salud.

Don Humberto: El clima está un poco frío. ¿Puedes entrar a la mansión y traerme una cobija?

Isabela: Por supuesto que sí abuelo, ya regreso.



Isabela se levanta de la silla y se va corriendo a la mansión, pensando en las últimas palabras de don Humberto. Éste, estando en su silla de ruedas, suspira varias veces y se quita las gafas que tiene puestas. Un momento después, Isabela llega de nuevo hasta allí y le pone la cobija que es pequeña. Don Humberto tiene los ojos cerrados y su cabeza está un tanto recostada en el soporto dela silla de ruedas.

Isabela: Mira abuelo. ¿Qué tal si te doy un paseo por todo este jardín? Debemos aprovechar este terreno tan grande. ¿No crees? (Él no responde). ¿Abuelo? (Después de un breve momento) ¿Abuelo? Abuelo… (Llorando) ¡Abuelo! Abue… (Deja de hablar mientras llora)

CINCO DÍAS DESPUÉS
MANSIÓN SAN MIGUEL

Se enfocan varias partes de la mansión San Miguel. Todo se encuentra en soledad tras la muerte de don Humberto. Se muestra la habitación de él sola, los corredores, salas y finalmente el estudio al que don Humberto frecuentaba entrar. Se enfoca el escritorio que hay allí, el cual tiene una foto de él y una rosa blanca al lado, acompañada de algunos libros.

PARQUE FORESTAL

Isabela está vestida de negro. Se encuentra en el mismo parque al que su abuelo y ella visitaron hace poco. La muchacha tiene los ojos hinchados después de haber llorado continuamente en el entierro de don Humberto que se llevó a cabo hace unas horas. Luciano se le acerca por detrás.



Isabela (decaída): Gracias por haberme acompañado durante el entierro (se voltea a mirarlo).

Luciano (preocupado): ¿Pero estás bien?

Isabela: Estoy bien, pero tengo mucho miedo. Sin el abuelo, estoy sola.

Luciano: Debes de sentirte segura de ti misma. Estoy seguro que tu abuelo desde arriba te estará cuidando.

Luciano se acerca a Isabela y la abraza. Ella le corresponde de manera más profunda, y derrama un par de lágrimas discretas. Unas horas más tarde, se ve acostada en su cama, moviéndose de manera seguida, y recordando lo que le pidió su abuelo antes de morir.

AL DÍA SIGUIENTE
CASA DE CARLOS
SALA

Carlos se encuentra platicando con Adela y Cecilia. Felipe no está presente puesto que se encuentra haciendo una carrera de actor desde temprana edad.



Cecilia: ¡Estoy tan feliz! Nuestro pequeño decidió desde pequeño, convertirse en una súper estrella. Estoy seguro que en el futuro será un apuesto actor.

Adela: Tienes razón mamá. También estoy feliz por ello, aunque aún no me repongo de la muerte de…

Carlos: No tenemos que nombrarlo Adela. Si murió, ¿qué le hacemos?

Adela: Pero no seas tan insensible papá (se levanta y entra a su cuarto).

Carlos: Niña tonta. Antes estaba de mi parte y ahora parece que cambió tras la muerte de Humberto. Entiendo que fue triste pero al fin y al cabo. ¡Ya pasó! (Le empieza a sonar el celular y contesta). ¿Sí, hola? (Pausa) Está bien, iré para allá (cuelga).

Cecilia: ¿Quién era, cariño?

Carlos (pensativo): Isabela. ¿Para qué querrá verme?

MÁS TARDE
MANSIÓN SAN MIGUEL
SALA

Isabela, Carlos y varios empresarios más están sentados en los cómodos sofás que hay en la sala, mientras toman café.



Isabela: Después de la muerte del abuelo, he llegado a una decisión (Carlos se pone nervioso). No me siento capaz de continuar temporalmente con la empresa.

Empresario 1: Comprendemos directora. ¿Nombrará sucesor a alguien más?

Isabela: No exactamente, solo buscaré a un experto en administración para que reemplace hasta un tiempo, pues pienso ir a España a estudiar (todos murmuran).

Empresario 2: Entendemos. Nos retiraremos ya. Esperamos que nos avise sobre la persona que la reemplazará hasta cierto tiempo.

Isabela asiente con la cabeza sonriendo. Todos los empresarios dejan las tazas de café sobre le mesa de vidrio que hay ahí y se levantan, dispuestos a retirarse. Justo antes de que Carlos también se vaya, Isabela lo llama.

Isabela: ¡Tío! (Él voltea a ver) Esta vez no te trataré como persona de trabajo, sino como familiar. Sé que no hemos estado muy unidos, pero quiero pedirte algo.

Carlos (serio): Claro. Dime sin problema.

Isabela: Quiero que tú me reemplaces temporalmente (él se sorprende). Sé que has estado tras mis pasos para ser el sucesor del grupo. Te pido que me ayudes en ello, temporalmente. En un tiempo adelante, regresaré y tomaré el cargo de sucesora, que me corresponde.

Carlos: ¿De qué sirve? No seré el sucesor definitivo, pero está bien, acepto. Pero espero que regreses muy bien estudiada laboralmente, porque sino, me comeré vivo a toda el grupo San Miguel (se va).

Más tarde, todos los empleados de la mansión San Miguel, incluyendo Alfonso y Lupe, se encuentran reunidos, Frente a todos está Isabela, quien empieza a mencionar algunas palabras.



Isabela: Tengo algo que contarles… Me iré mañana. Estoy segura que en el futuro volveré como una Isabela San Miguel madura.

Lupe: (con la voz quebrantada) Señorita…

Isabela: Por favor no estén tristes. Yo también los voy a extrañar. Peor no se preocupen, voy a volver y ojalá los vuelva a ver a todos aquí. Entonces les ruego que me esperen.

Isabela sonríe y todos aplauden.

DOS HORAS MÁS TARDE
CARRETERA DE LA CIUDAD

Isabela está en un taxi, el cual se está dirigiendo al aeropuerto de Miami. La muchacha tiene una expresión nostálgica, pero no piensa dar vuelta atrás a sus planes. Isabela saca su celular y empieza a llamar a Luciano. En vista de que éste no contesta, deja un mensaje de voz.



Isabela: (hablando en el mensaje de voz) Luciano, soy yo, Isabela. Te llamo porque necesito decir por lo menos un adiós. Me pregunto qué tan feliz seré en un mundo sin ti, pues estoy a punto de irme a un lugar donde tú no estarás. Espero que tú encuentres la felicidad. Mi abuelo antes de morir, me dio el regalo de la libertad. Sé que me felicidad eres tú, pero temo a hacerte daño en el futuro. No sé cuándo volveré, pero ojalá en ese entonces nos podamos amar de nuevo. Muchas gracias por todo…

Isabela deja de pronunciar sus palabras y termina el mensaje de voz. La muchacha guarda el celular.

FLORERÍA DE PEPITA

Luciano no logró escuchar la llamada de Isabela puesto que está afuera de la florería, regando las plantas. Su celular está dentro. En ese momento llega Flor corriendo.



Flor: (jadeando) ¡Luciano…! (Se detiene de hablar cansada) Me enteré… Me enteré por mi jefa, Adela, que Isabela se va a ir a España hoy. ¡Ve rápido! ¡No puedes dejarla ir!

Luciano se sorprende, pero no lo demuestra.

Flor: ¿Qué haces Luciano? ¡Ve rápido, que la vas a perder!

Luciano: No te preocupes Flor, gracias por avisarme. Espérame en casa.

Flor: Está bien, pero dudo que puedas seguir viviendo feliz sin ella (se va rendida).

Luciano deja la regadera y entra a la florería. Toma su celular y se da cuenta que Isabela le dejó un mensaje de voz. Él lo empieza a escuchar y después, se queda pensando por breves segundos. Acto seguido, el joven sale corriendo con rapidez. Toma un taxi afuera y se dirige al aeropuerto.

AEROPUERTO DE MIAMI

Isabela ya llegó al aeropuerto. La muchacha se va dirigiendo a comprar el boleto de avión. Tiene ropa sencilla. Detrás de ellas están los tres mayordomos que se han mostrado con más frecuencia. Ellos llevan las maletas.



Isabela: (deja de caminar) Registren las maletas, por favor.

Mayordomo 1: Señorita, ¿cuándo regresa?

Isabela (sonríe): No lo sé, pero estoy segura que volveré. Y ustedes, compórtense de manera adecuada. Esas tres empleadas que hay en la mansión son muy coquetas (ella y los tres mayordomos ríen).

Isabela continúa caminando. Por otro lado, se ve a Luciano llegar al aeropuerto. Él se baja de un taxi y da unos billetes. Entra corriendo a buscar a Isabela. Sube las escaleras eléctricas que hay, para divisar todo más fácil y ver a las personas mejor. Luciano observa muy bien, hasta que logra ver a Isabela. Él va corriendo hacia ella, adentrándose entre las personas. Finalmente llega hasta donde ella, la toca en el hombro e Isabela voltea a verlo sorprendida.

Isabela: ¿Qué estás haciendo aquí?



Luciano: No puedo dejar que te vayas Isabela. Los papeles cambien (sonríe). Antes era yo quien me iba de tu lado, y ahora eres tú.

Isabela: Debo irme. Espero que hayas entendido lo que te dejé en el celular.

Luciano: Sí, escuché y entendí, pero no comprendí (la toma de las manos).

Isabela: ¿Qué vas a hacer? ¿Echarme a tu hombro como hace mucho tiempo cuando también pensaba irme y estaba este mismo aeropuerto?

Luciano se ríe y cae en cuenta en esas palabras. Varias personas se acercan y observan sorprendidas. Luciano toma a Isabela y la carga sobre su hombro. Isabela empieza a reír y le pide que le baje, pero de modo de broma ya que ella en el fondo, tampoco quiere dejar a Luciano.

UN MES DESPUÉS
CASA DE CARLOS

Carlos piensa salir del país, con montones de dinero, los cuales va empacando en unos maletines. Frente a él están Adela, Felipe y Cecilia. Ésta última está abrazada de su hijo menor.



Adela: Papá, no puedes hacer eso. ¡Estás robando! Puedes ir a la cárcel por eso.

Carlos (molesto): Eso a ti no te importa Adela. Sino van a ir conmigo, ¿qué más da? No me quedaré con las manos vacías tras ver que la tonta de mi sobrina es la sucesora del grupo San Miguel y yo me quedaré sin nada en mis manos.

Cecilia: Me sorprendes Carlos. ¿Cómo puedes llegar hasta tanto? Te apoyé por un tiempo, pero luego me di cuenta que hacemos mal.

Carlos: Allá ustedes.

Carlos termina de empacar el dinero, el cual robó de un banco con la cuenta de Isabela, puesto que logró averiguar datos personales de ella. Cuando sale de la casa, es abordado por un agente de policía, que está acompañado de un par de policías. Adela se acerca a ellos.

Adela: Lo siento mucho, pero no podía permitir esto. Te visitaremos a la cárcel, papá.

Carlos se sorprende y se decepciona de su familia.

Agente de policía: (a Carlos) Queda usted arrestado por intento de robo.

Los policías arrestan a Carlos y se lo llevan. Él mira furioso a sus hijos y a su esposa.

Felipe: ¿Estará bien papá?

Cecilia (triste): Sí hijo, no te preocupes por él.

MANSIÓN SAN MIGUEL
ENTRADA

Lupe lleva algunos documentos en sus manos. Cuando va a entrar a la mansión, se topa con Alfonso. Éste último hace que el ama de llaves de la mansión deje caer los papeles al piso. Los dos se agachan a recogerlos avergonzados. Luego se miran fijamente.

ACERA DE LA CARRETERA

Gonzalo y Flor están caminando por la acera de la carretera.



Flor: ¡Estoy tan enojada! Mi jefa Adela, plagió uno de mis diseños de zapatos. Debes ayudarme, abogado.

Gonzalo: No puedo, ahora estoy muy ocupado con otras cosas (ríe).

Flor: ¿Qué? Si estuvieras ocupado no estarías conmigo. ¡Vamos, por favor ayúdame!

Gonzalo: Solo te ayudo si dejas de llamarme “abogado”.

Gonzalo se acerca a Flor, la besa en la mejilla y luego sale corriendo. Flor se toca un poco avergonzada.

Flor: ¡Gonzalo, ven! ¡Espérame! (Va yendo tras él)

PLAYA DE MIAMI



El atardecer va llegando en la ciudad de Miami. Se escuchan las olas del mar. En la arena de la playa, hay una carpa en la cual Isabela y Luciano van a acampar. También hay una leña de fuego que está encendida. En medio del inmenso lugar, Isabela y Luciano corren el uno al otro mientras no paran de reír. Ella tiene vestido de boda y Luciano está con ropa elegante, sin embargo los dos están muy desordenados. Finalmente la cámara los enfoca sentados a la pareja en la fogata que formaron, mientras ven como el sol se va retirando. Isabela está recostada sobre Luciano. Éste la besa y ella le corresponde con mucha ternura.

FIN