sábado, 20 de septiembre de 2014

Mi Bella Dama [Capítulo 32]

SALA DE CEREMONIA
CORREDOR



Gonzalo: ¿Es eso verdad?

Flor: ¿Por qué razón mentiría? Luciano entró a la casa de Isabela para seducirla. ¿Sabe lo que es aún peor? (después de una breve pausa). El hecho de que Luciano ama a Isabela.

Gonzalo se sorprende.



SALA DE CEREMONIA

Luciano está impaciente ante la respuesta de Isabela sobre el deseo que le pedirá.



Isabela: Mi deseo es éste… No te vayas (Luciano se sorprende). Dijiste que te ibas a ir después de que el abuelo regresara. Pero por favor, no te vayas y quédate a mi lado (después de un momento, Luciano no responde) ¿Por qué no dices nada?

En ese momento llega el director Alfonso.



Dr. Alfonso: Señorita, es hora de irnos.

Isabela antes de irse, se detiene y le habla a Luciano.

Isabela: ¿Te quedarás mientras esté dando el discurso?

Luciano: Por supuesto que sí.

Isabela se retira junto con el director Alfonso. Un momento después, Luciano está saliendo de la sala dirigiéndose al jardín de ceremonia. De lejos ve a Flor, por lo que se acerca a ella corriendo.

Luciano: ¡Flor! ¿Cuándo llegaste aquí? Debiste de haber llamado.



Flor: Bueno, ya vez… Luciano, lo siento (después de un momento). Eh, no. No hay nada que lamentar, no me arrepiento.

Luciano (extrañado): ¿De qué estás hablando?

Flor: ¡Tengo que irme! (se va apresuradamente).

Luciano: ¡Flor! ¡Flor! Ah… ¿Qué pasa con ella?

Luciano también se va y de lejos, Gonzalo lo está viendo muy serio.



En el jardín de ceremonia, todos los invitados están presentes sentados en su respectivo puesto. Don Humberto está frente a todos en un escenario, adornado con varios ramos de flores y en dos extremos, está el logo del grupo San Miguel.



Don Humberto: Bueno, cuando uno se hace más viejo, se empieza a volver perezoso y hasta salir de casa se convierte en una molestia. Incluso pensé en quedarme en casa hoy, pero este viejo consiguió algo de valor (todos ríen incluyendo Carlos que está muy malicioso). Los he reunido hoy aquí, para presentarle a la persona que dirigirá al grupo San Miguel. En esta significativa reunión, quiero presentársela formalmente a todos. Ella es… Isabela San Miguel.

Isabela sube al escenario sonriendo pero a la vez muy nerviosa. Todos aplauden y algunos camarógrafos le toman fotos. Varios empresarios presentes, estando cerca de Carlos, le hacen señas y él acepta con la cabeza. Luciano y Gonzalo están ubicados en el jardín en diferentes extremos muy alejados. Las empleadas y mayordomos de la mansión San Miguel también se encuentran presentes. Don Humberto aplaude y luego se sienta en una silla que hay en el escenario. Isabela abre un panfleto grande. Empieza a leerlo por medio del micrófono.



Isabela (nerviosa): Miembros nacionales e internacionales de la familia San Miguel, permítanme presentarme como la futura líder del grupo San Miguel. Isa… Isabela San Miguel. Yo soy... (Uno de los empresarios se levanta de su puesto y la señala con el dedo gritando).

Empresario: ¡Eres ridícula!

Empresario 2: (también le levanta) ¡No hay forma de que esto pueda ser!

Empresario 3: (igualmente se levanta) ¡La directora San Miguel no tiene experiencia!

Don Humberto se levanta del asiento muy molesto por el trato de sabotaje que quieren hacer la mayor parte de empresarios a cargo de Carlos. Todos los presentes murmuran y los empresarios empiezan a irse, tratando de demostrar disgusto por el hecho de que Isabela será la sucesora de su abuelo. Carlos sonríe muy satisfecho. Luciano le hace señas a Isabela de que siga hablando sin importar lo ocurrido, Isabela lo obedece.

Isabela: ¡Todos ustedes que pretenden irse! Deténgase un momento (los empresarios se detienen y don Humberto se vuelve a sentar) ¿Cómo se pueden retirar de aquí mientras alguien está hablando? La verdad es que sí suena ridículo el hecho de que yo quiera ser la sucesora del grupo. No tengo habilidades, tampoco talento. Lo único que tengo a mi respaldo es que soy la nieta del Presidente. Hacerme la sucesora me parece una broma. Pero, también tengo algo de orgullo. Ya que esta oportunidad se ha presentado, ¿cómo podría rendirme sin intentarlo? Mi orgullo no lo permitirá (Luciano le sonríe mientras los empresarios se miran uno a otro). Es verdad que no sé mucho, de hecho no sé nada. No estudié muy duro, ni hay muchas cosas que pueda decir que sé a la perfección, pero… Daré mi mayor esfuerzo. Aunque no lo he intentado antes, me parezco a mi abuelo, así que tengo su inteligencia (don Humberto sonríe). Por favor, denme esa oportunidad (Carlos la mira desafiante muy enojado). Si después de que lo intente y ven que no tengo la habilidad, entonces renunciaré por voluntad propia (después de una breve pausa). Si les prometo esto, ¿tendré su aprobación?

Todos los empresarios murmuran y se miran entre sí nuevamente. Minutos después, la cámara enfoca la cara de Luciano, mostrando como Gonzalo lo golpea con un puño.





Gonzalo: No necesito explicar por qué estoy actuando así, ¿verdad? (Luciano lo mira sorprendido). Esta no debería ser mi manera de actuar, pero tú hace mucho tiempo me dijiste: “Quítale las manos de encima a mi señorita”. Esas palabras de las estoy regresando. Quítale tus manos de encima a Isabela (grita). ¡En este mismo instante!

En ese momento llega Isabela y los ve.



Isabela: (a Gonzalo) ¡Gonzalo! ¿Cuándo llegaste? Pensé que no ibas a poder venir, pero veo que estás aquí. Y… ¿Qué haces con el mayordomo Castaño?

Gonzalo: Nada, solo charlábamos (sonríe). ¿Quieres acompañarme? (Isabela acepta con la cabeza). Entonces vamos.

Isabela sonríe y se va con Gonzalo mirando a Luciano un poco incómoda.

HORAS DESPUÉS
NOCHE
CARRETERA
AUTO DE GONZALO

Gonzalo está conduciendo su auto llevando a Isabela a la mansión San Miguel. Isabela está a su lado.



Isabela: Que nervios los que he tenido hoy. Debí haber leído solo el discurso y no ponerme a discutir. Lo peor de todo cuando sea la sucesora del grupo San Miguel, es que estaré muy ocupada y no podré estar mucho tiempo contigo (ve a Gonzalo distraído). ¿Gonzalo, qué te pasa? Pareces que algo te molestara.

Gonzalo: No es nada, solo estoy cansado. ¿Qué me decías?

Isabela: Eh, que estaré más ocupada con la sucesión del grupo.

Gonzalo: Entonces si tendrás tanto trabajo, ¿no quisieras casarte?

Isabela: (ríe) Que… Gonzalo, ¿estás bromeando? ¿Por qué deberíamos estar pensando en matrimonio ya?

Gonzalo: Pero no estoy bromeando (Isabela lo mira sorprendida). Casémonos.

MANSIÓN SAN MIGUEL
SALA

Luciano está sentado en las escaleras que hay en la sala de la mansión San Miguel. Isabela llega en ese momento al lugar.



Isabela: (confundida sin ver a Luciano) ¿Por qué de repente Gonzalo diría que deberíamos casarnos? (Luciano la sorprende por detrás).

Luciano: ¡Señorita!

Isabela (asustada): ¡Me asustaste!

Luciano: ¿De qué está asustada? ¿Y por qué llega tan tarde?

Isabela: Ah, me quedé hablando un buen rato con Gonzalo. Él me pidió que nos casáramos.

Luciano: ¿Casarse? (evade sus sentimientos sonriendo). ¡Felicidades! Eso es una buena noticia. Debe estar feliz al respecto, ¿verdad?

Isabela: Eh, sí, es bueno. Pero me siento algo extraña. Me pregunto si es bueno para mí casarme tan pronto.

Luciano: ¿De qué está hablando señorita? ¿No debería estar agradecida con el abogado porque quiere casarse con usted?

Isabela: Mmm, parece que estás contento de oír que podría casarme.

Luciano: Por supuesto. Eso significa libertad automática de una vida de servidumbre.

Isabela: ¿Eh?

Luciano: Es tarde señorita. Buenas noches (cuando se iba a ir se detiene). Ah, por cierto… Hoy estuvo muy impresionante. “Mi orgullo no lo permitirá”. Ésta frase, su confianza y el mando de presencia fueron muy impresionantes. En el futuro siga siendo como la impresionante Isabela San Miguel.

Luciano le sonríe y se va. Un instante después, Isabela entra a su cuarto muy pensativa.

Isabela (extrañada): Ambos están muy raros…

AL DÍA SIGUIENTE
JOYERÍA

Gonzalo llega a la misma joyería que visitó anteriormente. Carga en sus manos el anillo que compró y se acerca a la recepcionista.



Recepcionista: Tú eres el que compró el anillo de pareja la vez pasado, ¿verdad?

Gonzalo: Sí, pero me gustaría cambiar el anillo.

Recepcionista: ¿No le gustó a tu novia?

Gonzalo: (sonríe) No es eso. Es que quiero cambiarlo por uno de compromiso.

UNA HORA DESPUÉS
CAFETERÍA CERCA DE LA EMPRESA SAN MIGUEL

Luciano está sentado en el extremo de una mesa esperando a alguien. De repente alguien llega. Luciano sonríe y se logra ver que es Gonzalo. Momentos después, él también está sentado al otro lado de la mesa. Ésta tiene dos tazas de café.



Luciano: Estoy planeando renunciar. Si hubiera sabido que esto iba a ser una carga para ti, me hubiera ido antes. La verdad es que cuando regresé, pensé largo y tendido sobre ello.

Gonzalo (muy serio): ¿Cuándo te vas?

Luciano: Por favor, dame un día o dos para concluir todo. Quiero disculparme sinceramente por las cosas que te han molestado. Además, no olvides que eres el único al que le gusta a la señorita (después de un momento). Entonces… Permiso.

Luciano se levanta de su puesto y se va de la cafetería, Gonzalo queda pensativo.

EMPRESA SAN MIGUEL
SALA DE JUNTAS

En la sala de juntas todos los empresarios incluyendo Isabela, están reunidos. La cámara después de la escena anterior, enfoca a Isabela sorprendida.



Isabela (sorprendida): ¿El top cinco de la industria? ¿¡En un mes!?

Carlos: (sonriendo satisfecho) Exacto. Así que usted tendrá que incrementar quince porciento que prometió en tan solo un mes.

Isabela: ¿El quince porciento? ¿En un mes?

Carlos: Por supuesto. Me doy cuenta de que será difícil de hacer ¿no? Directora San Miguel. ¿No dijo usted misma frente a todos que si no puede probar sus habilidades, no será la sucesora? ¿Qué? ¿Ha perdido la confianza? (ríe).

Isabela: Tonterías. Si eso es todo, entonces lo haré. Solo que tengo que aumentar las ventas un quince porciento y estar en el top cinco de la industria ¿no? (después de una pequeña pausa). Bien, lo haré.

Carlos: (ríe) ¿De verdad está tan llena de confianza?

Isabela: Usted lo ha dicho. Cuando me convierta en la sucesora, prepárense (refiriéndose a Carlos). “Votaré” lo que no sirva.

Isabela se para de su silla y sale de allí.

Isabela: (caminando por los corredores y hablando por sí sola) No me toman en serio pero esperen y verán. ¿Creen que no puedo hacerlo? Ah… ¿Dónde estará el mayordomo Castaño?

Isabela mira para todos los lados y ve de lejos a Flor y Luciano. Allí…



Flor: Así es Luciano. Le dije todo a Gonzalo se un solo golpe. Así que por muy molesto que estés, te pido disculpas.

Luciano: Flor, entiendo que lo lamentas, pero no hay necesidad. De hecho estoy muy agradecido contigo (Flor se sorprende). Ahora que el abogado lo sabe, me siento mucho más aliviado.

Flor: ¿En serio? Y… ¿El abogado Martínez no se molestó mucho?

Luciano: Cuando me enfrentó solo terminó por golpearme.

Flor: ¿¡Qué!? ¿Te golpeó? No te preocupes, te vengaré (Luciano ríe).

En ese momento Isabela se acerca más a ellos, procurando esconderse para que ninguno de los dos la vea.

Luciano: En todo caso Flor, te agradezco por haberle contado todo al abogado. Además gracias a eso, renunciaré al trabajo de mayordomo (Flor nuevamente se sorprende). En eso quedé con él hace un rato cuando nos reunimos.

Flor (feliz): ¡Que bien Luciano! Pero entonces cuando te vayas a ir de esa casa… Ve con nosotras. No te incomodes solo porque te dije que me gustas.

Luciano: Claro que no. Y limpia mi cuarto para mí (sonríe).

Flor acepta con la cabeza sonriendo y Luciano se va sin ver a Isabela. Ésta se queda muy pensativa por la conversación que los dos mantuvieron. Minutos más tarde, la cámara la enfoca llegar a su oficina y sentarse en la silla que está detrás del escritorio en donde hay varios documentos, lápices y un computador portátil. La bella dama aún se encuentra pensativa. Luciano también entra y se acerca a dicho escritorio.



Luciano: Señorita, ¿usted dijo que aumentará un quince por ciento en las ventas?

Isabela: Así es. No hay ningún problema. Es solo aumentarlas en ese valor y no creo que sea mucho.

Luciano: ¿Qué? ¿Se da cuenta de cuánto es un quince porciento? ¿Cómo logrará que las ventas aumenten? Siendo ésta una importante empresa, no es tan fácil.

Isabela: ¿¡Entonces qué se supone que debo hacer!? Todos me quieren atrapar y siendo así, no me quedaré con los brazos cruzados.

Luciano: Pero usted lo dijo sin pensarlo. Si sale mal, ¿qué pasará? ¿Cómo será la reputación del presidente?

Isabela (frustrada): Ahora que lo pienso, tienes razón.

Luciano: Debemos trabajar lo máximo. Si es posible, estar en vela toda la noche.

Isabela: (sorprendida) ¿¡Qué!? ¿Toda la noche?

Luciano: ¡Claro! Tenemos que hacer que todo sea un éxito. ¿O quiere que su prima Adela la mire despectivamente?

Isabela: No, claro que no. Yo no permitiría eso.

Luciano: (ríe) Bueno, iré por el equipo de planeación.

Luciano sonríe y sale de la oficina. Momentos después, Isabela está en su oficina acompañada con varias secretarias que la ayudan a terminar el trabajo. Todas sonríen a excepción de Isabela que está algo nerviosa. Minutos más tarde, Luciano entra al mismo lugar con algunas cajas de comida.

Luciano: He traído algo de cena. ¡Coman algo mientras trabajan!

Secretarias: (al unísono) ¡Wow, que bien!

Luciano pone las cojas en una mesa que está rodeada por las secretarias. Él se sienta al lado de Isabela, repartiendo las porciones de comida.

Luciano: (le entrega a Isabela una porción de pizza) Señorita, aquí está la pizza que tanto le gusta.

Los dos se sonríen y minutos más tarde, Luciano mira detenidamente unos documentos. Isabela lo ve algo distraída y cuando él se da cuenta, le retira su mirada disimuladamente.

HORAS MÁS TARDE
RESTAURANTE



Isabela y Luciano están comiendo en un restaurante que queda cerca de la empresa San Miguel. Ambos estuvieron trabajando hasta muy tarde.

Isabela: Es muy extraño. Ya casi es el amanecer y hay mucha gente por la calle.

Luciano: Señorita, usted no lo sabe, pero otras personas viven diligentemente. Mire allí.

Luciano le señala por el vidrio del restaurante a un aseador de la calle recogiendo basura.

Isabela: ¿Me estás queriendo decir que vivo así porque nací en el lujo?

Luciano: (después de llevarse un bocado de comida) Al menos lo sabe.

Isabela: No exageres. Pasé toda la noche trabajando hasta ahora (después de una breve pausa). Por cierto… ¿Por qué no dijiste que te reuniste con Gonzalo? Ya entiendo… Por eso es que él sacó lo del matrimonio. ¿Y estás bien? ¿No fueron heridos tus sentimientos?

Luciano: No, claro que no.

Isabela: Pero…

Luciano: (le interrumpe) ¡Mire señorita! Es casi de madrugada.

Isabela: Sí, es cierto.

Luciano: ¿Puedo darle un regalo en honor al lanzamiento de su negocio?

Isabela: ¿Un regalo?

Momento después, Isabela y Luciano están subiendo las escaleras de uno de los edificios de la empresa San Miguel.

Isabela (cansada): ¿A dónde diablos vamos? ¡Ah, ya estoy cansada!

Luciano: No se preocupe señorita, ya vamos a llegar.

Isabela: ¿Cuál es el problema? ¿No podemos ir más tarde?

Luciano: No, tiene que ser ya. De hecho vamos a llegar tarde. ¡Démonos prisa!

Luciano ayuda a Isabela a seguir subiendo las escaleras. Un par de minutos más tarde, finalmente llegan a la terraza del edificio, donde se puede observar perfectamente el panorama de la ciudad. La madrugada pronto llega.

Isabela: ¿Qué es esto? ¡No hay nada aquí! ¿Qué quieres mostrarme?

Luciano: La mañana (Isabela lo mira). Solía ir con mi madre a la azotea del hospital. Así lográbamos ver cómo llega el amanecer. Con esto, logramos tener la sensación de que todo saldrá bien. La sensación de sentirse bien, de sentir que estamos vivos. Este sentimiento es el que le quería dar (después de una pausa). Señorita, felicitaciones por su nuevo comienzo (Isabela sonríe). Veo que a partir de ahora tendrá una nueva vida, y por eso… Dejo esta posición.

Luciano: Lo siento. Soy incapaz de cumplir su deseo, de quedarme a su lado.

Isabela (muy triste): ¿No hay manera de retenerte?

Luciano: Señorita…

Isabela: Lo sé… Sé que no hay manera de retenerte. Me pregunto, ¿cómo podré arreglármelas sin ti?

Luciano: (ríe) ¿Por qué un mayordomo inútil como yo sería importante para la princesa San Miguel?

Isabela: Mayordomo Castaño… Antes de que renuncies, te dejaré ir primero (no evita sentirse muy mal). Luciano Castaño, estás despedido.

Ambos se sonríen mutuamente, intentando ocultar sus sentimientos de tristeza.

DOS DÍAS DESPUÉS
EMPRESA SAN MIGUEL
OFICINA DE ISABELA

Isabela se encuentra en su oficina hablando por celular con Gonzalo.



Isabela: (por celular) Así es Gonzalo, hace un par de días despedí al mayordomo Castaño.

Gonzalo: Pues, que bien. No me agradaba que estuviera a tu lado. ¿No necesitas un nuevo mayordomo?

Isabela: No, claro que no. Intentaré hacer el trabajo yo sola a pesar de lo difícil que será (después de una pausa). Bueno, mejor sigo trabajando. Hablamos después Gonzalo.

Isabela sonríe y cuelga. En ese momento entra Flor a la oficina y se acerca al escritorio en donde está Isabela detrás sentada en una silla.



Flor: Directora, ¿has oído hablar de Luciano, una llamada o algo así?

Isabela (extrañada): No. ¿Él no ha ido a tu casa?

Flor: Me dijo que iría cuando renunciara, pero hasta el momento, no sabemos nada de él y ya pasaron dos días. En fin, si logras saber algo él, por favor házmelo saber.

Isabela: Sí, está bien.

Flor sale de la oficina de Isabela y estando fuera de allí, suspira preocupada.

MÁS TARDE
FLORERÍA DE PEPITA

Luciano está organizando unas flores en la florería de Pepita acompañado de ésta última. De repente llega Flor que al ver a Luciano, se pone muy feliz y se a cerca a él. Pepita molesta se va.



Flor: ¡Luciano! ¿Dónde estuviste en éstos dos días cuando renunciaste?

Luciano: Por ahí, tomando vacaciones.

Flor: ¿Vacaciones? No nos habías llamado ni tampoco contestabas el teléfono. Creí que no ibas a volver, pero ahora que te veo aquí, estoy muy feliz (ríe).

EMPRESA SAN MIGUEL
OFICINA DE ISABELA

Isabela aún está en oficina. Frente a ella están tres secretarias tímidas que le entregaron una carpeta de documentos.



Isabela: (enojada) ¿¡Por qué seguimos en números rojos!? Hemos tratado de hacer de todo para tener más ventas, pero no lo logramos. ¿Por qué siguen cayendo las ventas? Si todo se va al piso, ¿creen que solo será el fin para mí? La empresa se habrá ido y todos los trabajadores también. ¿No pueden pensar en una manera para lograr que las ventas aumenten?

Secretaria 1: Hay una manera, pero no es muy honrada.

Isabela: ¿Qué?

En ese momento entra Adela cruzada de brazos. Se acerca a Isabela.



Adela: Pensé que no estabas aquí. Seguro debes estar en un momento muy difícil y por eso vine a ofrecerte mis condolencias.

Isabela: (a las secretarias) Se pueden ir (las secretarias se van).

Adela: ¿Hay un aumento de quince porciento en las ventas? ¿Por qué mentir como eso? Era de esperarse que no lo ibas a lograr, aunque aún tienes mucho tiempo, pero…

Isabela: (la interrumpe molesta) ¿Quieres callarte y largarte de aquí? No te soporto y estoy muy ocupada.

Adela: Si tu mayordomo estuviera a tu lado, seguro estarías peor ya que él solo te daba ideas inútiles. Esperamos que logres mejorar (ríe). El abuelo debe estar muy comprometido contigo.

Adela con una sonrisa pícara sale del lugar. Isabela muy curiosa llama por el teléfono de la oficina a una de sus secretarias.

Isabela: Dijiste que hay una manera de aumentar las ventas ¿no? Si no es honrado, ¿qué es exactamente?



En una oficina de la empresa San Miguel, hay varios computadores que están siendo manejados por varios empleados de la compañía. Todos están en la tienda online, comprando los productos de Isabela, ya que el plan es que ella misma se realice auto compras para aumentar las ventas, para ello ha pedido la ayuda de sus empleados. Más tarde, Carlos y Adela están pasando por los corredores de la empresa, en ese momento un asistente de ellos llega corriendo hacia ellos preocupado.

Asistente: Hay un problema.

Un breve momento después, Carlos, Adela y el asistente están en la oficina del primero con un computador portátil revisando la página de Isabela.



Carlos (sorprendido): ¿Qué es esto? Ya ha incrementado más del siete porciento.

Adela: Y ni si quiera parece que ha cambiado su comercialización.

NOCHE
MANSIÓN SAN MIGUEL
OFICINA

Isabela está en la oficina de la mansión San Miguel acompañada de su abuelo don Humberto. Ambos están viendo la página de la bella dama también por medio de un computador portátil.



Don Humberto: Wow Isabela (sonríe). ¿En serio tú sola has hecho todo este trabajo?

Isabela: (disimula una sonrisa) Eh, sí.

Don Humberto: Debes haber trabajado muy duro para haber logrado esto, te felicito.

Isabela: Gracias abuelo (sonríe).

AL DÍA SIGUIENTE
PARQUE

Isabela se encuentra en un parque. Está sentada en una banca que está cerca de la carretera hablando por celular con Gonzalo.



Isabela: Sí, claro. Allí estaré esta misma noche. Nos vemos.

La chica sonríe y cuelga su celular. Casualmente, ve a un joven ayudando a montar bicicleta a su novia. Isabela sonríe y recuerda cuando Luciano hace mucho tiempo le enseñó a montar bicicleta. Después de su recuerdo, no evita sentirse muy mal.

Isabela: ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué me estoy sintiendo así?

La cámara enfoca como un auto destartalado que lleva flores, pasa por detrás de ella. Allí va Luciano conduciendo haciendo un pedido de flores. Ninguno de los dos se dan cuenta que acaban de estar muy cerca.

NOCHE
RESTAURANTE

Isabela llega muy confundida a un restaurante. Ve de lejos a Gonzalo esperándola desde hace un rato. Se acerca a él y toma asiento. En la mesa que hay allí, hay varias flores y una vela en la mitad.



Gonzalo: Es algo incómodo, ¿verdad? De hecho no suelo hacer estas cosas, así que es la primera vez (le sonríe a Isabela). Creo que hoy sobrepasé el límite con el fin de proponértelo Isabela. Cuando te dije que deberíamos casarnos, no fue una propuesta, hoy es una cosa real.

Gonzalo saca del bolsillo de su saco una pequeña caja azul. Lo pone en la mesa y la abre, siendo un anillo de compromiso.

Gonzalo: Isabela, ¿quieres casarte conmigo? (sonríe).

Isabela está sorprendida por lo sucedido.

Gonzalo: (ve que Isabela no responde) ¿Isabela?

Isabela: Gonzalo, puedo ser sincera ¿no? (después de una breve pausa). Han sido muy difíciles estos días para mí.

Gonzalo (serio): ¿Debido al mayordomo Castaño?

Minutos más tarde, Isabela está conduciendo su auto muy pensativa. En el restaurante en el que se reunió con Gonzalo, éste todavía está allí, muy solo y con el anillo en la mesa.

FLORERÍA DE PEPITA
SALIDA

Luciano termina de cerrar por completo la florería de Pepita. Sale de allí y cuando se iba a ir, recibe una llamada.



Luciano: (contestando) ¿Hola? (pausa) ¿Qué?

En seguida, después de haber recibido aquella llamada, Luciano llega a un bar siendo atendido por un mesero.

Mesero: La cliente ha bebido mucho y nos pidió que llamáramos a su mayordomo por lo que decidimos hablarle a usted por medio de la agenda telefónica que tiene guardada en su celular.

Luciano se acerca a Isabela que está sentada frente a la barra de atención, armando una torre de copas graciosamente. Luciano se sienta a su lado.

Luciano: Señorita, ¿qué está haciendo?



Isabela: (mira fijamente a Luciano) Oh pero… Eres tú mayordomo Castaño. ¿Qué haces aquí?

Luciano: Vine porque usted me llamó.

Isabela: ¿Yo? No, nunca te llamé.

Luciano: Usted le pidió a los meseros que llamaran a su mayordomo.

Isabela: (niega con su dedo índice) No, no hay ninguna razón por la que hubiera hecho eso (reacciona). ¿O si lo hice? ¡Seguro sí lo hice! No entiendo por qué estoy ebria (después de un momento). Mayordomo Castaño, es bueno verte (sonríe). ¿Quieres un trago?

Isabela coge un vaso para servirle un trago a Luciano pero éste la detiene.

Luciano: Señorita, levántese y vamos.

Isabela: No quiero.

Luciano: ¿En serio no se levantará?

Isabela: ¡No! Mejor cuéntame, ¿cómo has estado?

Luciano: ¿Ah? ¿Y qué hay de usted?

Isabela: He estado bien.

Luciano: Mejor levántese, la quiero llevar a casa (la toma del brazo pero Isabela se suelta de él).

Isabela: ¿Por qué sigues insistiendo en salir? Solo estoy feliz de verte. ¡Ha sido tanto tiempo!

Luciano: No han sido más de tres días.

Isabela: Sin embargo mayordomo Castaño, desde que te fuiste, te has puesto más lindo (riendo le coge a Luciano las mejillas).

Luciano: ¿Qué está haciendo? (intenta soltarse)

Isabela: ¡Tan lindo!

Luciano: ¡Suéltame!

Accidentalmente ambos juntan sus labios en un intento de Luciano soltarse de Isabela.

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