viernes, 12 de septiembre de 2014

Mi Bella Dama [Capítulo 29]



Isabela se va de allí corriendo y afortunadamente un taxi llega por lo que se sube en él y se va.

Luciano (también con los ojos vidriosos): Señorita... (después de un momento) ¡Señorita...!

Luciano rápidamente va hacia el taxi pero es demasiado tarde porque ya se fue. Isabela en el taxi también tiene los ojos vidriosos, empezando a recordar algunos momentos en los que estuvo con Luciano: Cuando se presentó como su mayordomo, cuando la salvó de ser atropellada por caballos y cuando Luciano nuevamente la salvó de los periodistas que la tenían acorralada. Luego que deja de recordar, le empiezan a caer lágrimas.

AL DÍA SIGUIENTE
CAFETERÍA




Adela y su padre Carlos, están en una cafetería con un computador portátil, viendo los archivos que una persona misteriosa se copió del computador de Isabela.

Carlos: ¿Imitar a Isabela? (empieza a reír) Utilizó esas cosas infantiles como su propuesta de negocio... El cerebro de Isabela es muy estúpido.

Adela: Pero, papá, no parece ser una gran falla.

Carlos: (le cambia la cara a sorpresa) ¿Qué?

Adela: Usar el estilo de moda y de vida de la famosa sucesora como estrategia... podría funcionar, eso creo.

Carlos: ¿Qué? No lo hará. Antes de que regrese el Presidente... Debemos hacer que ella falle, para consolidar nuestro puesto.

Adela: Entonces, ¿qué te parece esto?

Adela se acerca a la oreja de Carlos y empieza a secretearle pero en ese momento viene Cecilia y Felipe, ambos se sientan en una de las sillas de las mesas de la cafetería.





Cecilia: (sonriendo) Cariño, Adela... ¿Por qué están en tan buenos términos padre e hija? (Carlos cierra rápidamente el computador portátil) ¿Qué están escondiendo?

Carlos: Está bien si no lo sabes.

Cecilia: ¿Por qué? ¿No me lo dirán?

Felipe: ¿Por qué más? Mamá tiene la boca suelta.

Cecilia (enojada): ¡Por qué, tú!

Carlos: No te preocupes por esto, ve con tu amiga de la florería... y averigua sobre el Mayordomo Castaño.

Cecilia (desconcertada): ¿Qué pasa con el Mayordomo Castaño?

MÁS TARDE
FLORERÍA DE PEPITA





Pepita arreglaba varias flores en su florería, de repente alguien llega al almacén.

Pepita: ¡Bienvenido! ¿qué necesi...? (ve que es Cecilia y se sorprende)





Cecilia: (mirando todo) Oh, la tienda es muy pequeña.

Pepita: Wow, Cecilia, de verdad andas aquí y allá, apareces en todos lados.

Cecilia: (riendo hipócritamente) Lo he pensado... Es cosa del destino el que nos encontremos más de 10 años después. ¿Por qué deberíamos seguir peleando todos los días? ¿Qué te parece si desarrollamos nuestra amistad de ahora en adelante?

Pepita (incrédula): Parece una buena idea.

Cecilia ve una foto que está colgada en la pared en donde están Luciano, Flor y Pepita.

Cecilia: ¡Oh! ¡ese es el Mayordomo Castaño! ¡es tan atractivo! Pero, ¿desde cuándo ha vivido contigo?

Pepita: (dándose cuenta de que Cecilia vino a investigar) Hey Cecilia... Ya me di cuenta.

Cecilia: (haciéndose de confundida) ¿Qué? ¿qué pasa?

Pepita: Estás aquí para investigar sobre Luciano, ¿verdad?

Cecilia (descubrida): Oh, ¿qué, investigar? ¿Por qué tendría que investigar sobre el Mayordomo Castaño?

Pepita: ¿Por qué? ¿No estás aquí para averiguar por qué tiene esos amigos mafiosos?

Cecilia: ¡Wow!, de verdad eres algo... (se calla tapándose la boca por su imprudencia)

Pepita: Si tengo que explicarle a tu familia sobre Luciano, ahora estaría vieja. Sólo voy a decirlo una vez, así que escucha con atención. Luciano trabajaba en la florería durante el día, por la noche era conductor de reemplazo y los fines de semana era administrador de una iglesia. Es un hombre joven que tiene una vida muy saludable.

Cecilia: ¿Administrador?

Pepita: No sigas malinterpretando a aquellos que viven decentemente, déjanos vivir en paz ahora.

Cecilia: ¿Qué? ¿quién está malinterpretando? (vuelve a reír hipócritamente).

MANSIÓN SAN MIGUEL
CORREDOR PRINCIPAL





Isabela está caminando por el corredor principal de la mansión San Miguel que va a ir a la Empresa San Miguel, en ese momento, Luciano sale detrás de ella y le habla como si nada hubiera pasado.

Luciano: Va camino al trabajo, ¿verdad? El auto está listo.

Isabela: ¿No tienes buena memoria? Anoche te dije que estabas despedido.

Luciano: ¿Olvidó que va a hacer la presentación en la reunión de hoy? Ya es muy tarde, necesita apurarse.

Isabela: ¿Eres insensible o no tienes sentimientos? ¿Cómo puedes tener la cabeza en alto y aparecer frente a mí?

Luciano: Puede regañarme todo lo que quiera... Me quedaré con usted hasta
que regrese el Presidente.

Isabela: (deja de caminar al igual que Luciano y se voltea de frente con él) ¿Quedarte conmigo para qué? Sin importar nada, ¿volverás a querer seducirme?, es una gran idea. ¿Cómo vas a seducirme?

Luciano: ¡Señorita!

Isabela: Tengo mucha curiosidad, por eso pregunté. Contéstame, ¿cómo vas a seducirme?

Luciano: Puede criticarme, también puede gritarme. Haga lo que necesite para tranquilizarse. Pero, no me iré.

Isabela: Dije que te vas y debes irte. ¿Qué derecho tienes para no irte? (gritando) ¡Vete, vete ahora!

Luciano: La persona que me puede despedir... es solamente el Presidente.

Isabela: Bien, le diré al abuelo. El Mayordomo Seo es un ex gigoló que está aquí para seducirme (Luciano mira para otro lado) ¿Por qué? ¿Es lo que más te asusta?

Luciano: ¡Señorita!

Isabela: Si no quieres ser avergonzado, será mejor que te vayas ahora.

Luciano: Bien. Si eso quiere, está bien.

Isabela: ¿Qué?

Luciano: No, es mejor si yo mismo lo digo. Le diré toda la verdad y pediré su perdón... y luego, continuaré a su lado, eso es todo.

Isabela: Además de que solías ser un gigoló... tus habilidades son excelentes, fingiendo ser amable y genial. Pero, ¿sabías? Siendo así, me hace enfermarme, me hace vomitar (se va).

MÁS TARDE
EMPRESA SAN MIGUEL
SALA DE JUNTAS





Isabela está presentando su proyecto a todos los empresarios de la Empresa San Miguel, allí también está Carlos. Isabela se encuentra frente una pantalla en donde hay imágenes de sus ideas para la empresa, sin embrago a los empresarios no les parece una buena idea.

Empresario 1: Pueden decir que esta propuesta no tiene ni la más básica estructura.

Empresario 2: ¿No es inapropiado para la Directora San Miguel mostrar su excesivo narcisismo de esta manera?

Empresario 3: En simples palabras, esto es casi como el Síndrome de la Princesa (Carlos ríe). Eso es, ¿verdad? Puede no ser agradable decir esto en público... pero es muy infantil.

Isabela: (sonriendo) Sí, es muy infantil (todos se sorprenden) Narcisismo excesivo, Síndrome de Princesa... es verdad que pueden pensar eso. Pero, creo que tiene suficiente potencial (todos empiezan a secretearse)

Carlos: ¡Hey, hey, hey, hey! En realidad no creo que sea muy infantil, no está mal. Creo que puede ser una propuesta viable. También las fotografías eran buenas. Está bien, pero... el problema es la ingenuidad y la originalidad.

Isabela (desconcertada): ¿A qué te refieres con eso?

Carlos: Esto es lo que quiero decir.

Carlos chasquea los dedos y en ese momento en la pantalla aparece el proyecto de Adela que es igual al de Isabela, pues ella y Carlos la imitaron y se harán pasar que el proyecto es original de Adela. Isabela se sorprende al igual que los demás empresarios.

Empresario 1: (hablándole en voz baja a otro empresario de al lado) Est es muy similar...

Empresario 3 (desconcertado): ¿No es la misma imagen?

Carlos: (riendo hipócritamente) El mes pasado... la Gerente de "Tenna Shoes", Adela San Miguel, presentó esto... Es casi la misma, ¿cierto?. Directora San iguel, ¿de qué se trata esto?

Isabela (sorprendida y nerviosa): Esto no es posible. ¿Cómo pudo ser? Ciertamente no copié. ¿Por qué tendría que hacerlo?

Carlos (satisfecho): Bien, Directora San Miguel, probablemente eres la única que sabe la respuesta. Puedes ser perdonada por no tener la capacidad, pero... una persona con una pobre moral, ¿cómo puede ser sucesora del Grupo San Miguel? Sostengo que eso no tiene dudas.

Carlos mira directamente a Isabela a la vez con malicia. Isabela sale de allí y se va a su oficina, en donde deja caer varios documentos que llevaba, se sienta en una silla estresada y en ese momento viene Luciano que entra y coge los documentos poniéndolos luego en el escritorio.

Isabela: ¿Qué? ¿Sigues aquí? Bien... (toma el teléfono para llamar a su secretaria) Soy yo, llama a segurid... (Luciano le arrebata el teléfono y lo cuelga) ¿Qué estás haciendo?







Luciano: Cuando regrese tu abuelo, aunque no quieras que me vaya, me iré. Detén esto. ¿Intentas rendirte sólo así? Rendirse tan fácilmente, no es de tu estilo para nada. Esto es sólo el comienzo, anímate y comienza de nuevo. Puedes hacerlo, si la Gerente Adela quiere copiarlo, significa que es bueno, ¿no?... ¿No lo crees?

Isabela: Por eso le gustas a las mujeres, ¿verdad? Finges ser lindo, afectuoso, gentil... Pero, ¿qué se puede hacer? Si no supiera que eras un gigoló, podría emocionarme hasta las lágrimas... pero, ahora creo que todo es falso.

Luciano: Estaré afuera, avísame si tienes instrucciones para mí.

Luciano sale e Isabela se queda desesperada, pero de repente, Gonzalo entra...

Isabela: (sonriendo) ¡Gonzalo!





Gonzalo: (también sonriendo) ¿Ocupada?

Fuera de allí, Luciano está abajo en donde se toman los ascensores y también en donde hay escaleras, mirando por los ventanales grandes que hay allí, Flor pasa por allí y lo ve, acercándose a él.




Flor: ¡Luciano!

Luciano: Oh... Flor...

Flor: ¿Qué le pasa a tu cara? ¿Te preocupa algo?

Luciano: ¿Preocuparme? Nada de eso.

Flor: Es verdad. Esos mafiosos han sido capturados, es muy bueno. Mamá también dijo que era genial y dijo que te felicitara de su parte. A partir de ahora, nunca más volveremos a verlos, ¿verdad?

Luciano: ¿Quién sabe? En este mundo, no puedo controlar todo de la forma que quiero (ve que el cabello de Flor parece pegado) Flor...

Flor: ¿Qué?

Luciano: Espera Flor... Tu cabello... ¿Quién te arregló el cabello? Está pegajoso por todos lados (empieza a tocarle el cabello a Flor y a separarlo)

Flor: ¡Luciano!

Luciano: Viéndolo de cerca, también tienes canas.

Isabela y Gonzalo, están bajando por las escaleras de allí.





Isabela: No esperaba que vinieras a la oficina.

Gonzalo: En realidad, también vine no hace mucho tiempo.

Isabela: ¿Cuándo fue eso?

Gonzalo: (terminan de bajar las escaleras y ven a Luciano y Flor) ¡Oh! El Mayordomo Castaño y Flor, ¿qué están haciendo?

Luciano le seguía tocando el cabello de Flor y también a la vez poniéndolo en diferentes formas de usar.

Luciano: Creo que te ves mejor con tu cabello recogido (se lo pone recogido). Wow, qué linda, Flor.

Flor: ¿De verdad?

Gonzalo: (sonriendo) Ambos se ven muy compatibles (empieza a ir con Isabela hacia ellos).

Flor: ¿De verdad se ve bien?

Luciano: Claro que sí. Esta tarde, te invitaré a una rica comida. ¿Qué te gustaría comer? ¿Fideos?

Flor: ¡Eso es lo que siempre elijes para que coma!

Luciano: (riendo) Entonces, ¿qué te gustaría?

Flor: Mmmmm, no sé, estaré pensando (Gonzalo e Isabela llegan a ellos).

Luciano: Abogado Gonzalo....

Gonzalo: (sonriendo) ¿Cómo han estado? Estábamos a punto de ir a comer. ¿Quieren ir con nosotros?

Flor le hace una seña a Luciano de que acepten.

MINUTOS DESPUÉS
RESTAURANTE





Isabela, Luciano, Gonzalo y Flor almuerzan en un restaurante que está cerca de la Empresa San Miguel.

Isabela: Gonzalo, copiar la propuesta de trabajo de otra persona... ¿no es un acto de robo descarado?

Gonzalo: Si eso es verdad, entonces es un crimen serio. Pero, ¿de verdad Adela hizo algo así?

Isabela: Lo hizo. No sabes lo molesta que estoy. ¿Debería demandarla en la corte? (sonriendo) Gonzalo, ¿tomarías el caso?

Gonzalo: No cuentes conmigo (sonriendo). Temo tener problemas con el Grupo San Miguel.

Luciano: Pero, Abogado Martínez, ¿qué tipo de casos toma normalmente?

Gonzalo: Usualmente realizamos ayuda legal en casos gubernamentales. Muchas personas cometen crímenes sólo porque no pueden vivir bien. Hay muchas personas lamentables. Como esos trabajadores inmigrantes, los ilegales, ladrones, gigolós... (Flor e Isabela miran a Luciano).

Isabela ¿También has defendido gigolós?

Gonzalo: Sí, hace como tres ó cuatro meses. Pero, ese hombre era realmente divertido y de buen corazón... Apenas podía creer que en verdad era un gigoló.

Isabela (sarcástica): Las personas que hacen eso, generalmente son alegres y buenas personas... entonces las mujeres se sienten atraídas. ¿No lo crees así, Mayordomo Castaño?

Luciano: No lo sé.

Isabela: Oh, sí. Dijiste que bailabas muy bien, ¿cierto? También dijiste que eras popular con las mujeres. Podrías ser muy adecuado para ser gigoló.

Luciano: Señorita, ¿qué trata de decir?

Isabela: Nada. Sólo pienso que si lo intentaras, podrías ser muy bueno en eso. Es todo. Si eso te hizo infeliz, lo siento.

Luciano mira directamente a Isabela, Gonzalo nota que pasa algo extraño.

Flor: No quería decir nada, ya que me invitaron una comida tan costosa... Pero, Directora, ¿cómo pudo decir esas palabras tan extremas? ¿Qué gigoló? ¿Cómo pudo comparar a Luciano con eso?

Isabela: Sólo fue una broma, ¿por qué?

Flor: ¿Sólo una broma? ¿Alguien puede decir una broma tan exasperante? (Luciano la golpea con el hombro delicadamente).

Luciano: (en voz baja) Flor... detente. ¿Qué te sucede?

Isabela: Es muy extraño. No fue nada, pero, ¿por qué están tan agitados los dos? (sonriendo) ¿Tengo razón, Gonzalo?

MINUTOS MÁS TARDE
SALIDA DEL RESTAURANTE

Isabela, Luciano, Gonzalo y Flor salen del restaurante después de haber terminado de almorzar.

Luciano: Abogado Martínez... gracias por la invitación de hoy. La próxima vez, invitaré yo.

Gonzalo: Hagamos eso... La próxima vez, ¿qué te parece si no comemos y mejor vamos a tomar vino?

Luciano: Bien.

Gonzalo Isabela, si no tienes prisa, ¿nos tomamos un té?

Isabela: Está bien.

Gonzalo: Nos despedimos entonces. Flor, te veo luego.

Flor: Está bien (Isabela y Gonzalo se van) Luciano, ¿qué le pasa?. ¿Lo descubrió, verdad? Si mi intuición es correcta... esa mujer, ya sabe lo que te sucedió. ¿Sí?

Luciano: Es cierto, lo sabe todo.

Flor (sorprendida): ¿Cómo? ¿Tú se lo dijiste?

Luciano: No, esos mafiosos le dijeron. Me acabo de enterar ayer.

Flor: ¿Así que ella ya lo sabía... y habló a propósito de gigolós frente a ti para burlarse? (enojada) Es muy perversa, ¿por qué hay personas así? ¿cómo puede haber una persona tan cruel?

Luciano: Flor, sólo finge que no lo sabes. Está haciendo esto porque pensó que la había traicionado.

Flor: Olvídalo. Sin importar qué, no debería hacer esto. Bien, da igual. Luciano, vete de su casa ahora. Vete de esa casa y vuelve con nosotras.

Luciano: Flor, no te preocupes... me encargaré de eso.

Flor: ¿Cómo puedo no preocuparme? ¡Esto tiene que ver contigo!

Luciano: Flor, aunque no estés alrededor molestándome, ya estoy pasando momentos duros.

Flor: ¡Luciano!

Luciano: Hablaremos después. Cuento contigo, Flor (se va).

CAFETERÍA





Isabela y Gonzalo toman café en el mismo restaurante, Gonzalo demuestra estar serio y aún no se bebía su café.

Isabela: Gonzalo...

Gonzalo: ¿Sí?

Isabela: No has hablado por un tiempo... tampoco has tomado tu café. ¿Qué pasa?

Gonzalo: Isabela, ¿puedo preguntarte algo?

Isabela: Sí, por supuesto.

Gonzalo: ¿Exactamente cuál es la relación entre tú y el Mayordomo Castaño?

Isabela (desconcertada): ¿Qué clase de relación...? No tenemos una relación en particular. ¿Por qué haces esa pregunta tan extraña de repente?

Gonzalo: Sí, la pregunta que te hago suena graciosa, ¿cierto?

Isabela: Sí, preguntándome cuál es nuestra relación... Estoy un poco infeliz de escuchar eso.

Gonzalo: Isabela, el comportamiento que tenías en el restaurante, era extraño, ¿lo sabías?

Isabela: ¿Qué hice?

Gonzalo: Intencionalmente actuaste muy sarcástica con el Mayordomo Castaño, tus palabras también fueron particularmente fuertes.

Isabela: Claro, tengo razón de hacer eso.

Gonzalo: ¿Qué razón es?

Isabela: ¿Qué pasa contigo tan repentinamente? Estás actuando muy extraño.

Gonzalo: No actúo así repentinamente. Desde la última vez que los vi... Tengo este sentimiento.

Isabela (molesta): ¡Gonzalo!

Gonzalo: La otra vez que vi que eran tan cercanos, me sentí incómodo. Y ahora, están excesivamente fríos el uno con el otro. Pero, hoy, me siento aún más incómodo. ¿Estoy siendo demasiado sensitivo?

Isabela: Sí, claro que sí. Estás siendo demasiado sensitivo.

Gonzalo: (sonriendo) Entonces, no tengo nada que decir.

EMPRESA SAN MIGUEL
OFICINA DE ISABELA





Luciano acaba de llegar a la oficina de Isabela en la empresa San Miguel, allí, la espera impaciente, mientras van pasando las horas y llegando la noche, finalmente se queda dormido. Isabela llega en ese momento y lo encuentra dormido. Lo mira triste.





Isabela: (pensando) Quiero perdonarlo... Pero, extrañamente, no logro hacerlo.

Isabela pensativa, sale de allí. Más tarde, el celular de Luciano suena, despertándolo. Es Isabela quien lo llama.

Luciano: (contestando) ¿Sí, señorita? ¿En dónde está? (después de un momento) ¿¡En dónde!?

MÁS TARDE
DISCOTECA





Luciano llega a la discoteca en donde antes trabajaba de gigoló, allí está Isabela quien logró averiguar el lugar gracias a la iglesia en donde él servía. Luciano seguía caminando por la discoteca hasta que ve a Isabela en una mesa de lejos con varias copas. Se acerca a ella y se sienta el el sofá que había.





Isabela: Llegaste más rápido de lo que pensé.

Luciano: ¿Cómo sabías de este lugar?

Isabela: Lo supe en la iglesia, en la que servías. Así que, ésta es la clase de lugar. ¿Cómo se siente estar de regreso después de tanto tiempo?

Luciano: Este no es un lugar para ti, deberías irte.

Isabela: No.

Luciano: ¡Señorita!

Isabela: Estar aquí contigo de esta forma, pareces una persona diferente. Un extraño, un extraño para mí, muy desconocido.



Luciano: ¿Por qué sigues investigando sobre mí?.... ¿Me odias?

Isabela: Debe haber sido duro para ti, fingir ser agradable, tonto y lamentable todo este tiempo... ¿Crees que puedes intimidarme así? ¿Eso es lo que crees?

Luciano: También es muy difícil para mí, detente por favor.

Isabela: Todavía no ha comenzado

Luciano (enojado): ¡Señorita!

Isabela: Me preguntaba en qué clase de lugar trabajabas... cómo te veías cuando eras un gigoló... cómo seducías a las mujeres, qué cosas decías. Me lo preguntaba todo este tiempo.

Luciano: Haz lo que quieras, me iré primero.

Luciano se levanta del sofá y se va, pero se detiene pensativo, mira hacia atrás y se devuelve por Isabela. Cuando llega, la toma del brazo y la levanta del sofá llevándosela por un corredor.

Luciano: ¡Anda, vámonos!

Isabela: (gritando) ¡Suéltame, suéltame! Suéltame, me iré yo misma cuando quiera hacerlo.

Luciano la acorrala a la pared.

Luciano: ¿Qué es lo que pasa contigo? (gritando) ¿¡Qué estás haciendo!? ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿¡Debes hacer esto!?

Isabela: ¿Qué pasa? ¿Qué fue lo que hice?

Luciano: ¿Querías ver cómo me veía siendo un gigoló? Bien, te lo mostraré. Pero, ¿qué tan rica eres? Una mujer como tú, que tiene un mal carácter y es antipática... se necesita mucho dinero para estar contigo. ¿Cuánto dinero traes? ¿¡Cuánto puedes darme!?

Isabela (con los ojos húmedos): ¿Qué? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué me asustas así?

Luciano: Dime la verdad, ¿qué es lo que quieres?... ¿Qué es lo que quieres?

Luciano acerca su cara a la de Isabela, quedando los labios de ambos a una muy poca distancia. Isabela tiene los ojos vidriosos sorprendida.

Luciano: (murmurando) ¿Esto es lo que quieres?

Después de varios segundos, Isabela suelta una lágrima y de repente, empuja a Luciano hacia la pared y sale de allí caminando rápidamente. Luciano después de un momento, sale tras ella, sin embrago Isabela ya iba demasiado adelante. Luciano sale de la discoteca corriendo y busca desesperadamente por las calles que están cerca de allí a Isabela. Mientras pasan los minutos, él la sigue buscando ya estando muy alejado de la discoteca, gasta que finalmente ve a Isabela caminar despacio y con la mirada baja en la acera de una calle, por lo que Luciano va hacia ella. Cuando llega, ambos se miran fijamente.

Luciano: (después de un momento) Isabela...

Isabela sale de allí, cruzando la calle, pero cuando va en la mitad, un camión blanco va llegando por allí. Las luces delanteras iluminan a Isabela. Cuando el camión está muy cerca y ella inmóvil de la impresión, Luciano va hacia ella y la jala a él, quedando ambos abrazados.

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